¿Quién se atreverá a ponerle fin al ciclo de Bianchi?

Los dirigentes no ven solución, pero callan; el DT se muestra fuerte, pero no acierta; los hinchas insultan a los jugadores y Boca recibe cachetazos

¿Quién se atreverá a ponerle fin al ciclo de Bianchi?
¿Quién se atreverá a ponerle fin al ciclo de Bianchi?

Se miran entre todos, pero nadie se atreve a levantar la voz. Se advierte el respeto supremo, ése que no permite emitir sonido que contenga algún tipo de contenido negativo. Sería un sacrilegio imaginar un improperio para la figura más importante de la historia en la Ribera. Sus galardones lo ubicaron en un contexto fuera de lo terrenal y por eso todo se mastica en silencio. Hierve por dentro el hincha de Boca, porque no existe simpatizante xeneize que se permita lastimar la figura de Carlos Bianchi, aunque cada día se les hace más complejo sostener la bandera en alto.

Se enoja la gente con los jugadores porque caen de rodillas por 3-0, en la Bombonera, ante Atlético de Rafaela, pero en realidad lo que hacen es molestarse porque hay un proceso que parece estar agotado. Y se les atraganta la rabia porque en el banco está su máximo referente. Se reúnen los dirigentes con el Virrey para medir sus fuerzas, aunque en realidad no saben cómo decirle, o nadie se atreve a hacerlo, que no se advierten soluciones. Se atrinchera Bianchi detrás de una idea que no está clara, aunque parece empecinado en no reconocer que sus títulos de nobleza, desde hace un año y medio, no sirvieron para conmover y convencer a los futbolistas que tuvo delante.

No se trata de nombres, ni de estilos, lo del conjunto xeneize parece tener que ver con un mensaje que no llega, que no se interpreta y que ya no se ampara en el aura de su emisor

En ese contexto es que resulta indescifrable determinar quién se atreverá a descolgar el cuadro del Virrey. Los hinchas comenzaron por los futbolistas, que en su mayoría son nuevos y que poco tienen que ver con un ciclo que acumula frustraciones. Los 10.700.000 de dólares que gastó Boca para conformar un plantel a gusto del entrenador resuenan con más fuerza que nunca y potencian la idea de que el problema excede lo futbolístico.

No se trata de nombres, ni de estilos, lo del conjunto xeneize parece tener que ver con un mensaje que no llega, que no se interpreta y que ya no se ampara en el aura de su emisor. Y los hinchas lo advierten, porque no se expresan en el Bombonera, le cantan esperanzados antes de cada partido, pero después de cada golpe, como en la primera fecha ante Newell's y anoche ante Atlético de Rafaela, salen de la cancha murmurando y aceptando que hay una etapa que se acabó.

Se traduce de los gestos de los dirigentes que no saben qué hacer con todo este asunto. Buscaron el escudo protector de Bianchi y se encuentran con que ahora les pesa como nunca. Porque la cara de Daniel Angelici cuando terminó el partido de anoche fue la misma con la que miró a Juan Román Riquelme aquella noche en San Pablo, tras la derrota ante Corinthians, por la final de la Copa Libertadores. Es que el presidente de Boca sabe que detrás de esta debacle deportiva también está atado su futuro como dirigente. Es que quiere evitar que sigan apareciendo banderas como la que se vio ayer en la Bombonera que decía: "Queremos dirigentes hinchas de Boca". Y si bien tiene que ver con una frase que pronunció Riquelme, la bandera no se había mostrado hasta después de los tres goles de Rafaela.

Y si bien todos aseguran que la continuidad del entrenador no está en discusión, también es cierto que por lo bajo no saben más qué hacer, no comprenden algunas determinaciones que toma el técnico y no tienen claro cómo salir de semejante laberinto. Porque los dirigentes leen el mapa y saben que todavía sobrevuela la novela Riquelme entre la gente, por lo tanto, no quieren que la salida de Bianchi los ponga nuevamente como los responsables de no cuidar a otro de los máximos ídolos del club. Pero también entienden que en los próximos dos partidos, ante Estudiantes y Vélez, de no ganar, se estarían quedando prácticamente afuera de la lucha por el título en apenas 5 fechas del torneo local...

Y más allá del discurso alentador que tiene el Virrey, en el fondo su bronca es extrema. Internamente no quiere renunciar a su batalla personal. Más allá de los convencimientos que él dice tener sobre el plantel, también advierte que algunas de las cuestiones que pretende poner en el campo no le resultan. Porque él pidió a Hernán Grana e insiste en ubicarlo desde el arranque, pero el lateral continúa lleno de dudas.

Porque solicitó la llegada de Fuenzalida, el chileno de 30 años que relegó a Cristian Erbes, que le había dado algunas respuestas. Y es el propio entrenador quien sostuvo a Gigliotti, el centrodelantero que marcó el gol para los únicos tres puntos que tiene Boca en el certamen, pero ayer no tuvo el mismo respaldo. Y en ese escenario tan confuso, el técnico queda expuesto. Porque si bien asegura el Virrey que no hay plazos, también es real que ya quedó afuera de la Copa Argentina y despedirse del torneo local no le dejaría más margen para continuar navegando en semejante tormenta.

Resulta insostenible, de esta manera, contener cualquier idea. Porque sólo acumula golpes y de los grandes. El laberinto en el que está inmerso el club de la Ribera no le permite determinar con claridad quién tendrá el valor de aceptar que se acabó, que algo no funciona, que todo tiene un final.

Para mañana prevé hacer variantes

Boca visitará mañana a Estudiantes en La Plata desde las 21:30. El mal rendimiento colectivo e individual hace prever variantes en todas las líneas. Bianchi mantendrá el 4-4-2 como sistema táctico y sigue sin contar con algunos jugadores considerados como titulares: Juan Forlín (desgarrado), Fernando Gago (distensión en la cadera) y Juan Manuel Martínez (distensión en el recto anterior derecho).

Sin suspendidos, en defensa se mantendría Cata Díaz, y podría ser relevado Magallán por uno de los refuerzos: Echeverría. También podría jugar desde el arranque Chávez, el ex Banfield, si Bianchi  se decide a juntarlo con Gigliotti en ataque. Y en el medio, uno de los que podría recuperar la titularidad es Cristian Erbes y otro de los refuerzos: Meli.

Fuente La Nación

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