En diciembre de 1888, justo después de amputar su oreja izquierda, Vincent Van Gogh decidió entregársela a una muchacha francesa que trabajaba como camarera en el Café de la Gare en Arles, sur de Francia.
Una investigación reveló que el pintor le habría entregado el órgano auditivo (la parte que se cortó en 1888 durante su estancia en el pueblo de Arles) a Gabrielle Berlatier, una adolescente de padres granjeros que mantuvo en secreto su encuentro con el artista holandés, informó la revista británica The Art Newspaper.
La identidad de la amada fue una incógnita durante 127 años. Tras seguir las pistas del libro “Van Gogh's Ear: The True Story”, de la escritora e historiadora irlandesa Bernadette Murphy, la publicación indagó hasta dar con su nombre.
En el libro, Murphy se refiere a una mujer como la destinataria del pintor postimpresionista, y sostiene que decidió ocultar el nombre, ya que la familia prefirió no revelarlo.
La investigadora dio a conocer una carta que el doctor Félix Rey - a cargo del estado de salud del pintor en el hospital de Arles cuando Van Gogh se cortó la oreja en 1888- envió al escritor estadounidense Irving Stone para documentar su novela biográfica sobre Van Gogh, en la que dibuja exactamente cómo se produjo la mutilación.
A eso se suma un informe de la Policía y la petición firmada por vecinos de Arles en la que, alarmados por el estado mental del pintor, pedían que se lo internara.
Tras este episodio, el creador de “Los girasoles” decidió ingresar de forma voluntaria en el hospital de Saint-Rémy, un período que queda reflejado en obras como “El jardín del asilo”.
Tras los estudios de la escritora, The Art Newspaper inició una investigación que les llevó a rastrear los archivos del Institut Pateur de París, donde encontraron a una paciente llamada Gabrielle Berlatier.
El nombre de “Gaby” apareció por primera vez en un artículo de 1936, que citaba a Alphonse Robert, el policía que el 23 de diciembre de 1888 recibió una llamada del burdel donde Van Gogh se cortó el órgano auditivo.