Si se habla con cualquier persona que haya enfrentado el desafío reciente de contratar un profesional de TI en la Argentina, surgirá una palabra: cuesta.
Más de 10 años de pleno empleo y una generación de oferta de profesionales prácticamente estancada resumen un contexto donde parece que los grandes ganadores son los candidatos.
A las ya conocidas software factories y compañías de outsourcing se sumaron -en la “guerra por el talento TI”- los Centros de Servicios Compartidos, que buscan aprovechar las ventajas del mundo globalizado pero no para ofrecer servicios a terceros sino para incrementar la eficiencia y la capacidad de delivery interno de la propia compañía.
Pero en los últimos años surgieron otros dos jugadores más: las compañías de productos digitales y las agencias digitales. Entre los primeros tenemos desde emprendedores disruptivos -que crearon conceptos completamente innovadores desde Argentina hacia el mundo- hasta grandes grupos inversores que tomaron modelos exitosos del exterior y los implementaron en el país.
Entre las agencias están las que nacieron para ofrecer soluciones a diferentes marcas, imprimiéndoles ADN digital, junto con aquellas más tradicionales que ven cómo su negocio se desvanece e intentan cambiar a tiempo. En ambos casos, ingresaron al mercado a disputar por los desarrolladores, o testers, pero también “crearon” nuevas oportunidades, con posiciones como product owners, especialistas en usabilidad, etc.
Y como si fuera poco, cada día más industrias tradicionales ven cómo sus áreas de Sistemas pasan de la vieja y pequeña estructura de soporte a otra que cruza la estrategia de negocio y la redefine, sentando a sus viejos gerentes de Sistemas en los directorios, ahora con la nueva sigla de CIO.
¿Y quién gana esta pelea? Cualquiera que responda a lo que los candidatos están reclamando. En primer lugar transparencia, sin exceso de promesas. Luego, desafíos de corto plazo, no planes de carrera a 20 años. ¿Qué voy hacer yo en esta compañía hoy? ¿Cómo me va a desafiar en mi día a día? Por último: sentido. ¿Cómo me identifico con esta empresa? ¿Cuál es mi propósito trabajando aquí?
Todo esto debe ser ejecutado de la manera correcta en el reclutamiento. Esto implica ser asertivos, veloces y seguros. Encontrar a alguien talentoso y demorar la decisión de contratarlo por “querer comparar”, puede pagarse en este mercado con procesos de selección que no se cerrarán nunca.
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