Las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) que Mendoza estrenará el domingo 19 a nivel provincial no sólo servirán para que los ciudadanos seleccionen los candidatos que llegarán a la elección general del 21 de junio. Serán, también, una radiografía del humor social de los mendocinos. De este mismo modo funcionaron las PASO en las dos experiencias nacionales que existen como antecedentes: cuando las urnas arrojaron que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner reunía más de la mitad de las adhesiones del electorado (en 2011) y cuando, menos de dos años después, indicaron que la oposición, a través de todo tipo de alianzas y amalgamas, cosechaba casi tres de cada cuatro votos emitidos (en 2013).
Las encuestas elaboradas a pedido de los principales partidos políticos advierten que la pelea final se dará entre el Frente Cambia Mendoza que encabeza la UCR (y que aglutina al PD, al PRO, al Frente Renovador, a Libres del Sur y al socialismo) y el Frente para la Victoria que lidera el PJ.
Un estudio de opinión pública solicitado por el radicalismo provincial y otro requerido por el peronismo, coinciden en que la diferencia entre ambos espacios en cuanto a la intención de votos por partido ronda entre los 5 y los 10 puntos, una brecha que no es considerada “insalvable” por los encuestadores.
En cambio sí hay una gran distancia entre el candidato de Cambia Mendoza, Alfredo Cornejo, y los tres precandidatos del FpV, que se dividen las preferencias. En las dos encuestas, también, Cornejo le saca entre 15 y 18 puntos al peronista mejor posicionado, Adolfo Bermejo, a quien ambos sondeos dan como claro ganador de la primaria oficialista. No es tan evidente, para los encuestadores, quién saldrá segundo en la PASO del FpV: si el diputado kirchnerista Guillermo Carmona o el ex ministro de Salud, Matías Roby. El estudio encargado por la UCR pone al médico un poco por encima del diputado nacional pero en la encuesta pagada por el PJ es el referente “cristinista” quien está mejor posicionado que el ex funcionario de Francisco “Paco” Pérez.
En el justicialismo mendocino todos los dirigentes están cruzando los dedos para que la suma de los votos de Bermejo, Carmona y Roby supere al resultado que en nombre de la coalición opositora obtenga el radical Cornejo. Arrinconado por la Casa Rosada tras romper la tradición de unificar las elecciones provinciales con las nacionales en pos de despegarse de la suerte del Ejecutivo nacional, Pérez espera tener la oportunidad de mostrar al Gobierno nacional que la estrategia que él convalidó como jefe del PJ vernáculo, y que impulsaron el grueso de los intendentes peronistas, sirvió, al menos, para dar volumen electoral al oficialismo. Pérez sabe que está además en juego su futuro político ya que este resultado electoral es su principal carta para resistir el veto presidencial a su candidatura a diputado nacional.
“Todos saben que no será el candidato de Cristina”, apuntan desde la Rosada sin ocultar la bronca de la jefa de Estado para con el mandatario mendocino. El pecado de Pérez fue -para Cristina Fernández- intentar mejorar su imagen tomando distancia del gobierno nacional. El mendocino hizo algo audaz que ni su referente nacional, el candidato a presidente Daniel Scioli, se animó a hacer puesto que el bonaerense es consciente de que la jefa de Estado conserva una masa crítica de votantes sin la cual él no podría soñar con ganar la elección nacional. Para colmo, los números de las encuestas que pasan de mano en mano entre los dirigentes mendocinos advierten que la Presidenta tiene cinco puntos más de imagen positiva que Pérez.
Los estrategas del oficialismo son conscientes de que quien triunfe en la primaria peronista tendrá que hacer un enorme trabajo de contención de los sectores que resulten derrotados. Aunque hoy la relación entre Pérez y el kirchnerismo que lidera Carmona está muy tirante (algunos hablan de ruptura definitiva), las dudas en el “paquismo” recaen más sobre los votantes de Roby que sobre los adherentes al oficialismo nacional ya que el médico logra -según los sondeos- atraer un sufragio de clase media al que el justicialismo no siempre suele llegar. En cambio, los simpatizantes de Carmona difícilmente vayan a inclinarse en junio por Cornejo y compañía, estiman en la Casa de Gobierno provincial.
“Todo depende de cómo se ordenen los votos después de las primarias. Tenemos más fe en que los que voten por Carmona apoyarán luego a Bermejo. Las dudas están más en los votantes de Roby”, explicó un alto dirigente que recibe instrucciones de Juan Carlos “Chueco” Mazzón, el histórico operador del PJ nacional que Cristina Fernández desterró luego del cierre de listas del peronismo mendocino.
En el radicalismo, Cornejo cree que la diferencia que él pretende sacar a los tres candidatos del FpV en las PASO se estirará en la elección definitiva de junio. Entusiasmado, asegura que puede ganar por más de 10 puntos.
El PJ mendocino mira también con atención los pasos que da Pérez. Algunos creen que ante la presión de la Casa Rosada por haberse lanzado como candidato a diputado nacional sin el aval de Cristina Fernández y por haber apoyado la lista de Bermejo en detrimento de la que encabeza el kirchnerista Carmona, el Gobernador debería haber depuesto su pretensión de llegar al Congreso. Sin embargo, Pérez entiende que es demasiado prematuro para tomar una decisión de esa índole porque las listas nacionales se resolverán recién a fin de junio. El Gobernador cree que en cualquier caso podrá pegar su postulación a la boleta de Scioli, pese a que los visitantes de la Quinta de Olivos aseguran que la lapicera la monopolizará Cristina Fernández.
Pérez tiene la opción de presentarse como candidato a diputado nacional incluso sin el visto bueno de la Presidenta si es que ésta ordena a todos los precandidatos a presidente del FpV que lleven una lista de legisladores por Mendoza diseñada por ella, sin el nombre del Gobernador. “Puede ir con boleta corta”, dicen en el cuarto piso de la Casa de Gobierno mendocina algunos colaboradores del mandatario. Sin embargo, en el PJ mendocino prevalece la idea de que la sangre no llegará al río. “Nadie va a apostar a una pelea autodestructiva”, ruegan.
Carmona, atento a esta situación, se sacó fotos con la Presidenta y empezó una nueva recorrida por la provincia invitando, en nombre de Cristina Fernández, a los mendocinos a sumarse al “proyecto nacional”. Quienes no gozan de la simpatía presidencial mascullan la rabia y desean que Carmona termine tercero en la primaria oficialista. El precandidato K cree que con el apoyo nacional logrará acercarse cada vez más a Bermejo. Sabe, además, que es número puesto de la Presidenta para el Congreso, cuando llegue el momento de que en Olivos armen las listas de Mendoza.
Respecto del radicalismo y del PRO, las tensiones nacionales de ambas fuerzas han empezado a repercutir en Mendoza ya que Julio Cobos es uno de los principales interesados en poner el cuchillo en la panza a Ernesto Sanz, mentor de la alianza del radicalismo con Mauricio Macri. En el macrismo, sin embargo, saben que Cobos es el político que más mide en Mendoza. “Confiamos en Cornejo y en Sanz”, dice los principales armadores nacionales de Macri. En este esquema, todos creen que la mejor opción será que Cobos encabece la lista de senadores nacionales. Lo que está en duda es si Macri podrá imponerle como escolta a la bodeguera Susana Balbo, a quien acaba de lanzar al ruedo electoral. Por ahora, Cobos no ha dicho nada sobre esta candidatura. Está concentrado junto con Gerardo Morales y Ricardo Alfonsín en exigir a Sanz que cumpla con todas las promesas que hizo en Gualeguaychú para aprobar la alianza con el PRO. Entre ellas, que los candidatos a gobernadores que van a las urnas el mismo día que las elecciones nacionales puedan jugar a dos puntas y colgarse también de la candidatura de Sergio Massa, algo que resulta indigerible para el jefe de Gobierno porteño.