¿Qué cambió con la llegada del Gato Oldrá?

En tres partidos, Godoy Cruz pasó de ser aquel equipo insulso y sin convencimiento de Carlos Mayor, a éste, que es un torbellino de ganas, orden táctico, solidez defensiva y fútbol ofensivo.

¿Qué cambió con la llegada del Gato Oldrá?
¿Qué cambió con la llegada del Gato Oldrá?

“Ellos (por los jugadores) son los que propusieron hacer esto, no piensen ahora que yo soy Guardiola”.

El partido en el José Amalfitani era historia. Godoy Cruz acababa de darle un baile histórico a un Vélez plagado de chicos que, en su mayoría, no superan los 21 años.

Sin embargo, lejos de las luces de los flashes y las cámaras, fiel a su personalidad humilde, despojada de arrogancia y soberbia, Daniel Oldrá le daba méritos a los jugadores. “En 15 días yo no puedo cambiar mucho, como les dije, no me voy a creer que soy Guardiola”, continuó.

Pero, ¿dónde está la clave, el secreto de este Expreso del Gato Oldrá invicto en los últimos tres partidos, con dos victorias y un empate? El técnico supo imprimirle orden defensivo, equilibrio en el medio y progreso por las bandas. Apeló al sentido común. Nada de inventos ni mucho menos.

El inodoro en el baño, la heladera en la cocina y el sofá en el living. Sacó a Claudio Aquino, rompió con el 4-3-1-2 y sustentó el equilibrio en el 5-3-2 que puso en Rafaela, primero, para darle paso al 4-4-2 del partido con Estudiantes y Vélez.

Hubo una actitud y una entrega diferente de parte de los jugadores. Y también fue clave la inyección anímica que el Gato le transmitió a un plantel confundido y sin rumbo. Nuevos nombres y flamante esquema para comenzar la reconstrucción.

Solidez en el fondo. “Olivares y Alvacete estuvieron tres meses entrenando en doble turno cuando no los ponían ni siquiera en el banco de suplentes”, dejó otra frase interesante el DT Tombino.

El sistema defensivo se potenció de tal manera que el sábado, cuando Rolando García Guerreño debió dejar la cancha por la patada criminal de Caraglio, el que ingresó fue Guillermo Cosaro, y el habitual lateral izquierdo cumplió la función del paraguayo con total suficiencia. Hasta se dio el lujo de convertir el tercer gol.

Aplicado tácticamente. Más allá de los cambios (Lértora por Aquino y Alvacete por Cosaro), el concepto táctico estuvo claro desde un principio. A partir del “doble 5” como estandarte (Lértora-Diego Rodríguez), los volantes por afuera conformaron un tándem seguro.

Por el sector derecho, creció Fernando Zuqui, siempre bien respaldado por el bueno de Lucas Ceballos. Libre de la responsabilidad de cerrarse para “darle una mano” a Rodríguez, el pibe de Luján juega cada día mejor. “Pensar que un técnico dijo que el Toro y yo no podíamos jugar juntos”, tiró Lértora post victoria ante Rafaela.

¿Lo habrá dicho por Almirón o por Mayor? Lo cierto es que a partir del regreso del León, desplazado al banco por Almirón y marginado en el ciclo de Mayor, el Tomba fue otro equipo.

Marca y profundidad por las bandas. Por el otro sector, el izquierdo, Juani Alvacete clausuró el lateral. No le ganan la espalda y se proyecta con criterio. También cuenta con la experiencia de un Josecito Fernández clave para hacer los relevos y tirar los mejores centro del fútbol argentino.

El sábado, cuando el ex Racing y Estudiantes tuvo que dejar el campo de juego también por lesión, Fabrizio Angileri desempeñó una labor realmente destacable. El zurdo juninense no sólo participó en los dos primeros goles, sino que relevó y se desdobló en la marca por su sector.

Poderío ofensivo. En el aspecto ofensivo, nada cambió. Entre Jaime Ayoví y Rubén Ramírez han convertido 16 de los 31 goles de Godoy Cruz. El equipo tiene variantes, toque corto, circulación de balón y precisión en velocidad. Diego Rodríguez es el encargado de administrar la presión y los pases profundos, esos que duelen.

Entonces, del resto se tienen que encargar ellos. Los tanques, que por cierto están siempre llenos de gol.

Con estas variantes, Godoy Cruz es más que el otro Godoy Cruz. Más sólido en defensa, equilibrado y ordenado en el medio, punzante arriba. Abrió la cancha, y dejó sin invicto a Vélez en su estadio (no caía desde el torneo pasado).

En tres partidos como DT, Oldrá le cambió el maquillaje y la cara a un equipo que estaba muy golpeado.

El nuevo DT acertó con los cambios de nombres y esquemas y, principalmente, los ejecutores de la idea, léase jugadores, no le fallaron.

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