Se podrá mirar al cielo, hurgar hasta por el más minúsculo resquicio del Bautista Gargantini y no se van a encontrar demasiadas explicaciones que logren convencer al hincha de una realidad casi irrefutable: Independiente Rivadavia no había mostrado en cancha mucho menos de lo que venía haciendo en el torneo. Recaer en la fortuna es una conclusión superficial; ningún equipo logra sus objetivos sólo con suerte.
Lo que sí es cierto es que las producciones futbolísticas del Azul, poco más o poco menos, nunca fueron del todo persuasivas. Ningún simpatizante, por más enceguecido que esté por su fanatismo, podía retirarse del estadio sugestionado por el brillo y la jerarquía de su equipo, sino más bien conforme con los resultados que se venían obteniendo. Este es, quizá, el punto crucial que debe quedar bien en claro.
El propio Diego Cardozo explicaba: “Antes no éramos unos fenómenos y ahora tampoco somos un desastre”.
Luego, a la hora de sacar conclusiones desde lo futbolístico, quedó sobre la superficie que la dupla de centrales fue el talón de Aquiles.
Agüero dejó en evidencia su lentitud y a Rébola le pasó factura su muy larga inactividad. Rodríguez, al 90%, como estaba, debía estar dentro del campo de juego. Aquí dio muchas ventajas el Azul.
¿Se puede decir que el Azul sufrió del mal de ausencias? Totalmente. Porque Sosa no es Tarragona. El Colo había arrancado en gran nivel en la pretemporada y su intachable producción en el amistoso ante River (con gol incluido) despertó mucha ilusión y hasta se llegó a hablar de que Astudillo debía cambiar el dibujo para jugar con dos puntas bien definidos.
Pero, tras las presentaciones en Paraná y la de Brown, Sosa hizo extrañar a Tarragona.
Dura trompada al mentón. Ojalá sirva y sea positiva. Tal como lo fue aquella de Santiago del Estero.
Llevaba casi un año sin perder en casa
Hay que remontarse hasta el 26 de marzo del año pasado para encontrar la última derrota de Independiente en el Bautista Gargantini. Sí, casi un año sin perder en casa.
En aquella oportunidad, Almagro se llevaba los tres puntos de La Catedral tras dar vuelta el resultado. El Azul, conducido en ese entonces por el Profe Córdoba, comenzaba ganando con gol de Bustamente. Luego, lo perdió 1-2.