El niño llora por la mañana, al despedirse, y se muestra retraído por las noches en casa... Cuando los padres tienen un mal presentimiento con la guardería, suelen cambiarlo a otra de inmediato.
Pero lo mejor es no tomar decisiones precipitadas: el cambio puede arrancar al niño de cierta seguridad ganada. Muchas veces es posible hacer un cambio en la misma guardería, poniendo al niño en otro grupo.
Quizás el niño tiene allí algún amiguito con el que se siente más cómodo, o funciona mejor con otra maestra, y el problema se soluciona fácilmente. Si nada de esto funciona, se puede evaluar un cambio de guardería.