¿Por qué te engachás con “imposibles”?

Suele ser una situación por la que transitan tanto hombres como mujeres, aunque se escucha más en el mundo femenino. ¿Qué aspectos se juegan desde lo psicológico para desarrollar este tipo de conducta? Aquí, los profesionales nos ayudan a comprender.

¿Por qué te engachás con “imposibles”?
¿Por qué te engachás con “imposibles”?

“Si queremos saber cuánto le gusta Germán a Carolina, una buena forma de predecirlo es saber cuánto cree Caro que ella le gusta a Germán”. Con esa simple frase y esos dos personajes ficticios, un grupo de investigadores de las universidades de Virginia y de Harvard, en Estados Unidos, resumieron la conclusión de su estudio:

“Las mujeres prefieren a los hombres ‘difíciles’, es decir, aquellos cuyos sentimientos hacia ellas no están claros, o son inalcanzables”.

Cabe preguntarse en la intimidad de cada quién: ¿Será tan así?, porque más allá de que resulte familiar escuchar la frase "no sé por qué me engancho siempre con hombres imposibles", la idea es poder discernir qué puede llegar a pasar dentro de alguien que vive las relaciones de esta forma.
La palabra profesional de la psicóloga vincular Paula Corso, y testimonios en los que te podés ver reflejada.

Amores "imposibilitados"
Ésa sería una frase más certera si nos ponemos a analizar el tema. Más que imposibles, "imposibilitados", y en los que muchas mujeres suelen repetir no sólo patrones sino reflejar una situación "interna".

Vale preguntarse entonces: ¿qué nos atrapa de un “imposible”?

“Una de las razones se vincula con que muchas veces, cuando una mujer posa sus ojos en un hombre ‘descomprometido’ en todo lo afectivo, también implica inconscientemente un descompromiso que ella misma tiene (por diferentes circunstancias) y por el cual lo ‘elige’”, argumenta Corso.

Es decir que, según las palabras de la profesional, “si una mujer está con alguien que le demuestra interés, esto supone un ‘trabajo’ para cuidar y mantener ese vínculo de amor.

Pero si internamente no está dispuesta o preparada (por diversas razones no resueltas o por la dedicación que implica) a mantener y preservar el compromiso de una relación con un hombre (que sí tiene interés en el vínculo) buscará la ‘figurita difícil’, que le garantice el fracaso de cualquier tipo de compromiso afectivo. Involucrarse con un otro implica una labor diaria y entrega a esa situación y muchas mujeres no están dispuestas”.

¿Por qué no lo estarían? En muchos casos se emparenta con miedos personales y malas experiencias, como el es caso de Ivana Robles, una contadora de 35 años.

“No he tenido suerte con la relaciones, y la verdad me he terminado fijando casi conscientemente en hombres que desde el principio sabía que no estaban disponibles a un compromiso afectivo. Así fue que estuve con hombres casados, y muchos cuya aspiración u objetivo no era tener pareja, sólo pasarla bien. Hasta que pude descifrar esto con mi psicóloga me preguntaba siempre por qué terminaba con hombres así. Hasta que descubrí en realidad que era yo misma quien buscaba eso, por miedo a frustraciones pasadas”.

- ¿Qué lugar ocupa ese descompromiso hoy?

- Hay cosas que están imperando en la actualidad, respecto a los vínculos líquidos y frágiles que se viven. El modelo tradicional de pareja y familia de antes está, a veces, fuera de las posibilidades reales en la actualidad.

Entonces suelen verse diversos fracasos, sin saber bien cómo trabajar en ellos. Desde esa postura pareciera ser mejor quedarse en los “imposibles”, ya que no se sabe muy bien cómo van a resultar las cosas, y eligiendo por esa misma razón personas descomprometidas en lo afectivo para pasarla bien.

- ¿Cómo sería ese "imposible" en el caso del hombre casado?

- Las condiciones del estado civil del hombre casado suelen aparecer luego de que la mujer se engancha, y allí aparece el conflicto. Nadie se queda prendado de un otro si sabe que no va a tener lugar.

- La idea de pareja hoy, en los más jóvenes, ¿contribuye a ese descompromiso?

- Desde mi punto de vista hoy, esas generaciones tienen mucha imposibilidad de poder pensar las condiciones del amor, ya que aún no han encontrado formas de amar y estar con el otro en pareja. Entonces no se logra mantener el modelo tradicional de antes.

- ¿Cuáles serían esas nuevas condiciones del amor?

- Son las que no están, como por ejemplo: cómo conformar una pareja que tenga libertades, pero que no termine por cercenar la individualidad del otro sujeto. Estamos en una etapa de cambios en la que el modelo de pareja tradicional no serviría, pero tampoco hay un parámetro de pareja nuevo.

- ¿Qué valores en juego pone la mujer que se identifica o busca este estereotipo?

- Puede que desde el lado de la autoestima esa mujer no se sienta merecedora de alguien mejor, y termine buscando ese juego.

- El amor romántico e idealización del mismo ¿puede jugar en contra en este sentido?

- El enamoramiento siempre tiene que ver con la idealización, es decir lo que uno proyecta en ese otro, pero que en realidad tiene que ver uno mismo.

La concepción romántica en el amor, no responde a la realidad que solemos vivir a veces, y pareciera que el mundo está lo suficientemente claro para abandonar esa concepción. Sin embargo hay algo en ese universo afectivo que hace que ese concepto no se abandone.

De ahí que una novela como “Las mil y una noches” cause tanta sensación, (entre otras variables sociales). Es como una resistencia a hacer el duelo por esas formas de amor que ya no responden, pero que a la vez queremos seguir sosteniendo porque están en nuestra naturaleza humana.

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