Fue uno de los recitales con más convocatoria de la historia. Tenía que quedar para la historia, y quedó, literalmente, porque cada 13 de julio se celebra un año más desde aquel 1985. El Día Mundial del Rock nos dice muy bien lo que la música es capaz de lograr: puede conmover cada fibra, pero también puede ayudar, e incluso cambiar el mundo.
Ese día, en el festival Live Aid, se unieron aproximadamente 1.9 mil millones de personas a través de 150 países, porque todos pudieron ver por tevé lo que pasaba en dos escenarios, uno en Londres (Wembley Stadium) y otro Filadelfia (JFK Stadium), aunque también se realizaron conexiones en directo con otras capitales como Sydney y Moscú.
¿Quiénes actuaron?
Bryan Adams, David Bowie, Bob Dylan, Madonna, Elton John, Paul McCartney, Santana, Billy Joel, Steve Wonder, Tina Turner, Phil Collins, U2, The Who, Led Zeppelin, Queen, Sting, Dire Straits, Scorpions, Duran Duran, Black Sabbath, Judas Priest, Status Quo, The Beach Boys y The Pretenders
fueron solo algunos. Y Phil Collins fue el único músico que estuvo en los dos escenarios, porque se tomó un Concorde para llegar -cruzando el océano- hasta el otro escenario. Difícil imaginar a todos esos ídolos juntos.
Y el punto es otro: los más de 100 millones de dólares recaudados fueron hacia África, que por ese tiempo atravesaba una mortífera sequía (especialmente en el norte de Etiopía).
Pero este inmenso proyecto empezó de una forma pequeña, cuando Bob Geldof, músico integrante de The Boomtown Rats, vio un documental de la BBC que mostraba el hambre y la desolación en esa parte de África.
La música puede unir y transformar el mundo, nos gusta pensar. Recordar esto cada vez que escuchemos una canción viene bien.
