Es la historia de uno contra uno. Sin testigos. Por un lado José Mansur, por el otro Jorge Almirón.
La novela tiene como protagonistas al presidente del Tomba, y a su gran obsesión para sentarse, nuevamente, en el banco de suplentes del Expreso.
En el medio una novela donde habrá que ver si el final es feliz para el máximo titular del club. Habrá que ver qué cartas juega sobre la mesa de las negociaciones, y si tiene la capacidad para convencer al Negro para que arme el bolso y se instale en la Bodega.
No es sencillo el trámite. Tienen mucho para conversar y seguramente se vivirán más capítulos importantes hasta fin de año.
Mansur siempre quiso la vuelta del DT tras la salida del Gato Oldrá. Como el entrenador decidió irse a México y tomarse un tiempo de descanso post trabajo en Independiente de Avellaneda, recurrió al plan B que significaba Gabriel Heinze.
No le salió la jugada y debió empezar de cero.
Por eso, ahora, el dirigente volvió a la carga con todo, sabiendo que las reglas eran distintas cuando se sentó a conversar (hace una semanas atrás) con el ex hombre de Defensa y Justicia.
Almirón ya tiene un cierto recorrido y dejó de ser un desconocido en el fútbol argentino. Conociendo su pensamiento futbolístico, pretende que el proyecto sea ambicioso basado en un equipo competitivo que sea protagonista en todos los frentes.
El Negro tiene clara su postura y le tiró la pelota a Mansur. El partido se está jugando y el resultado es incierto.