“Pity” Martínez, el orgullo familiar

Las hermanas del volante ofensivo y flamante campeón de América con River recordaron junto a Más Deportes los inicios del joven en las inferiores de Boca de Bermejo. Florencia y Juliana cuentan todo sobre Gonzalo.

“Pity” Martínez, el orgullo familiar

“Es un amor,  él es el mismo de siempre. Cuando viene se va a cenar a la casa de sus amigos, donde vivíamos cuando éramos chicos, en el barrio Nueva Esperanza”, comentan al unísono Florencia y Juliana Martínez, hermanas mayores de Gonzalo “Pity” Martínez.

Mientras, el mendocino y volante de River  está en vuelo a Japón, donde el Millo, tras conquistar la Libertadores, buscará un nuevo título internacional cuando enfrente a Gamba Osaka por la Suruga.

Una de ellas intenta llamar a su hermano y luego busca comunicarse con su papá; “Es que no estamos acostumbradas a esto de las notas y le quiero preguntar qué podemos decir y qué no”, desliza entre risas la mayor, Florencia.

Entre mate y mate, las manualidades de Valentina y  Santino, las chicas se distienden -están acompañadas por su cuñada Tania- y van recordando el momento en el que River se consagró campeón.

“Mi papá nos llamó (estaba en el Monumental) y nos dijo: ‘Ya me puedo morir tranquilo, qué más puedo pedir’”, cuenta entre risas Florencia.  “Es que  mi papá es fanático de River y acá somos casi todos de River, a excepción de tres de mis hermanos que son re bosteros (de Boca)”, agregó Juliana señalando a Florencia, simpatizante Xeneize.

La pregunta del millón es si Pity es millonario Florencia aclara: “Cuando era chico era muy hincha de River, pero ahora él dice que no es de ningún club, yo creo que le tira River”, ríen.

Juliana y Florencia hablan con admiración de su hermano, y no es para menos ya que Gonzalo es una especie de protector de ellas. “Es bastante cuida y otros jugadores y amigos lo cargan por nosotras, pero es una gran persona. Él no es un tipo que se calienta, no le gusta andar peleando ni nada de eso”, explica Juliana, quien parece melliza de Pity.

Luis y Liliana estuvieron en el Monumental acompañando como siempre a su hijo. “Él los lleva a mi papá y a mi mamá. Y otras veces les ha pagado los pasajes a sus amigos para que vayan. Es muy familiero y amiguero. Cuando estuvo en el Shopping se sacó fotos con todo el mundo. A todos los saluda”, cuenta Florencia, quien se lamenta de que “nos hubiese gustado que al menos jugara 5 minutos, porque él es importante en este grupo”, pone de queja Juliana.

Pity arrancó en un club chiquito en El Sauce, luego pasó por Boca de Bermejo y Andes Talleres. Luego del Mundialito en Francia en 2006 pasó al CEC y de allí a Buenos Aires, a Huracán. “Tenía 14 años y mis viejos lo acompañaron y les dijo: “Me quiero quedar acá”. Mi mamá volvió destrozada. A nosotras nos había dicho: “Yo me la juego, que sea lo que Dios quiera”, recuerdan. “Siempre jugó con la 10. Mareaba a todos desde chiquito y en uno de los campeonatos hizo hasta 90 goles”, dice Florencia.

“Lo suyo siempre fue la pelota. Cuando volvíamos de la escuela él venía pateando, una pelota, una botella de plástico o una bolsa, hasta mi casa. Apenas terminaba de comer salía otra vez a jugar, por eso era tan flaquito. Se entrenaba siempre y siempre fue el primero en todo. En Huracán hablaban de su disciplina. Y hoy en River dicen que es el primero en llegar. Es muy responsable”, expresaron Florencia y Juliana, quienes hablan con devoción de su hermano.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA