Por el derecho de los niños a alimentarse cuando lo deseen y el de las mujeres a amamantar donde sea necesario, Mendoza también tuvo ayer su “piquetetazo”, a la par de otras ciudades del país.
La fuente circular ubicada en Peatonal y San Martín, con su juego de agua a pleno, ofreció un lugar cómodo a unas 60 mujeres que se sumaron a la convocatoria y fueron a darles la teta a sus hijos.
Desde las 15, el sol de la siesta acarició las pieles de las mujeres que pasaron por alto los cuestionamientos de algunos y sacaron sus pechos en la vía pública sin mayor incomodidad.
Es que la propuesta apuntó a criticar lo ocurrido en una plaza de San Isidro, Buenos Aires, el 12 de julio, cuando policías mujeres increparon a una madre que amamantaba a su bebé de 8 meses aduciendo que por ley está prohibido. No conformes con ello, intentaron tomarla del brazo para llevarla detenida. La situación generó todo tipo de reacciones en el país y motivó como respuesta la organización de esta "teteada" masiva que se replicó en otras provincias e incluso en países vecinos.
Varias mujeres presentes coincidieron en calificar a las policías que protagonizaron el hecho como ignorantes y machistas. “Estamos diseñadas para alimentar a nuestras crías”, subrayó Leila (36) con su hija de 9 meses en brazos, y cuestionó especialmente a las policías por ser mujeres y despojar a ese bebé de su derecho a amamantarse.
Griselda (23) había venido desde San Martín con su niña de 6 meses, que plácidamente tomaba la teta. Ella calificó de “estúpido” lo ocurrido en Buenos Aires y aceptó que muchas veces le ha pasado que la miren mal cuando alimenta a su hija en lugares públicos “como si fuera una extraterrestre”, pero que ha decidido que no le importe.
La fuente de la Peatonal no alcanzó para dar sostén a todas por lo que muchas mamás se sentaron directamente en el piso e incluso algunas con mantitas improvisaron un picnic. El paisaje en la zona se vio visiblemente transformado, convertido en un estacionamiento de coches de bebé, de bolsos y de niños caminando entre la gente. Alrededor del grupo de madres, muchos papás estaban apoyando y esperando a sus parejas, al igual que otros familiares y personas que se sumaron.
Entre estas últimas estaba Luis (67), visiblemente sensibilizado. El hombre contó que tiene un negocio cerca y que fue para apoyar la propuesta: “Me emociona ver esto -dijo casi al borde de las lágrimas-, una madre amamantando da vida, además de que es un ciudadano con derechos. Es algo moral y natural que hay que respetar, es muy conmovedor”.
Un poco más allá, Alejandra (37) intentaba alcanzar a su niña de un año y tres meses que daba una caminata fugaz. Contó que tiene tres hijos adolescentes a los que les dio la teta todo lo que quisieron; a veces querían solo unos minutos pero la buscaban porque los tranquilizaba. Incluso dijo que hace unos días le recordaba a su hijo de 14 años que cuando era pequeño se dormía con una mano en ella cuando ya no tomaba.
Derribando prejuicios
“No hay una ley que prohíba amamantar en un lugar público y si la hubiera, ¡ay qué lío se armaría!”, aseguró Ludmila Rivero, referente local del Observatorio de Violencia Obstétrica. Ella fue quien primero tomó la palabra y ofreció un “micrófono abierto” para que quienes quisieran se expresaran.
La joven resaltó que la presencia de esas mujeres en esa esquina céntrica “habla de que ya no vamos a escondernos en el baño de un bar para amamantar”. Y agregó que lo ocurrido en Buenos Aires ha sido algo positivo “porque nos ha permitido estar hoy aquí mostrando nuestros pechos nutrientes, lejos de los que son cosificados en televisión o en otros lugares”.
Ella misma, con su panza de 6 meses de embarazo, amamantó en el lugar a su hijo de 4 años. Aclaró que pese a que los médicos dicen que es contraproducente hacerlo durante el embarazo, esto es un mito. Y habla con conocimiento: ella es acompañante de otras mujeres en su embarazo, parto y posparto.
Por eso, apuntó a derribar uno de los argumentos que tantas veces se escuchan sobre que un niño es demasiado grande para tomar teta: “Amamantamos el tiempo que nuestros hijos quieran y que a nosotras se nos da la gana”.
Cintia (32) vivió en carne propia la controversia cuando, para sumarse al reclamo en las redes, subió una foto de sí misma alimentando a su hija de 1 año y cuatro meses. “Recibí opiniones buenas y otras malas, éstas de hombres morbosos o mujeres mayores que dijeron que jamás lo hicieron en público. Yo estaba preparada”. De todas formas, dijo que suele llevar un pañuelo en el cuello para taparse un poco cuando debe amamantar, pese a que ya tiene tres hijos.
Fueron varias las organizaciones que se sumaron al encuentro desde su propia perspectiva, incluso algunas ambientalistas. En una mirada optimista, valoraron que hubiese ocurrido el hecho para poder visibilizar la lactancia materna de esta manera tan masiva. Y sin censura.
Un acto natural
Es una obviedad pero parece olvidado por muchos: los humanos somos mamíferos, por lo que el amamantamiento es un acto natural.
Sobre este punto hizo hincapié la presidenta de la organización Amamantar, Patricia Vilasetru, quien cuestionó a quienes lo señalan como un acto que debe hacerse en la intimidad.
“En hechos como el de Buenos Aires las mujeres se sienten muy violentadas”, dijo, y aseguró que en Mendoza también ocurre, por ejemplo en supermercados, por lo que subrayó que “somos una sociedad muy adolescente en muchos aspectos”.