¿Para cuando transparencia?

¿Para cuando transparencia?

Una vez más y van. El fútbol argentino escribirá esta semana una nueva historia plagada de sospechas. Como antes, como hoy, como siempre. Por impericia o por casualidad, siempre que hay una definición de cosas importantes, nuestro fútbol recibe una herida más, como la que se vivió en la definición de los descensos de la Primer División, donde dos empates “arreglados” mandaron a Nueva Chicago a la B Nacional. Una mancha más para un tigre que está herido desde hace tiempo, pero que se repone como el Ave Fénix.

El domingo debió haber terminado como una jornada histórica, porque los resultados estaban haciendo que el fútbol se diera un baño de transparencia. Los que no peleaban por nada le estaban ganando a los que necesitaban los puntos y eso hacía que se derrumbaran cualquier tipo de sospechas.

Así, por ejemplo, Gimnasia de Jujuy le ganó a Guaraní Antonio Franco que, sospechosamente, venía de golear a Douglas Haig; o Unión de Mar del Plata (uno de los ya descendidos) estuvo muy cerca de vencer a Instituto al que le sacó un empate que podría haberlo dejado afuera de la posibilidad de pelear el ascenso, algo que sí consiguió Gimnasia al superar a Villa Dálmine.

Aunque siempre hay un ‘pero’ en todo lo que tiene que ver con la AFA. Los Andes y Guillermo Brown de Puerto Madryn no tuvieron “garantías” para terminar de jugar nueve minutos, cuando la policía había controlado los desmanes que se venían produciendo desde el inicio del partido.

Esos minutos, se jugarán hoy con la ventaja de que ambos equipos ya saben lo que necesitan para sus aspiraciones, con la posibilidad reglamentaria de que puedan cambiar todo el equipo, con cientos de sospechas.

“El partido se tendría que haber suspendido veinte minutos antes, cuando los incidentes eran más graves y el partido estaba empatado”, dicen desde Madryn. “Ahora Brown sabe que un empate le sirve a ellos para evitar el descenso y a Los Andes para entrar a la Copa Argentina”, aseguró ayer Fernando Porretta.

Ambos tienen razón. Serán los nueve minutos más cuestionados de la historia. Con el árbitro en el ojo de la tormenta por cualquier fallo y, lo peor es que de producirse un gol de Brown, lo pondrá a éste junto a Gimnasia en una definición que promete ser muy caliente. Ninguno de los dos se merecía ese final. Situaciones que no deberían ocurrir.

Se debió agotar todas las instancias para que el partido se finalizara asi fuera a las diez de las noche y sin público. El fútbol argentino necesita transparencia, pero eso parece que no es una palabra que se conozca en calle Viamonte. Ojalá las elecciones produzcan un cambio en ese aspecto.

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