Hay una cruel realidad. Desde que las redes sociales se metieron en nuestras vidas, más precisamente en nuestros bolsillos, a través de los celulares, hemos perdido la noción de dónde está el límite entre la vida real y la virtual.
Internet es una larga autopista donde muchas veces podemos perdernos si no llevamos consigo un buen mapa. No saber gestionar el uso de las redes puede acarrear un sin fin de consecuencias negativas. Todo esto tiene un asidero en que las redes se convierten en una adicción que según los psicólogos puede llevar a terminar sufriendo estados de ansiedad y estrés que, en muchas ocasiones, lleguen incluso a alejarnos de la felicidad. Y es que, en el peor de los casos, “al final de de la ansiedad suele estar la depresión”.
Pero además, también puede deteriorar nuestra capacidad para estar con otras personas y para relacionarnos.
Ayer se realizó la marcha contra la violencia de género y justamente las redes sociales son, en estos tiempos, una de las herramientas más usuales para ello.
Las actitudes sexistas que conforman la violencia de género en el ámbito cotidiano se reproducen en internet y en las redes sociales.
Las consecuencias psicológicas y sociales para las víctimas son devastadoras, dado el potencial que tienen internet y las redes sociales a la hora de difundir exponencialmente un contenido. Acciones como suplantar la identidad, robo de contraseñas o difusión de contenido audiovisual de carácter sexual sin consentimiento, colocan a la víctima en una posición de vulnerabilidad, dado que su agresor puede hacer mucho daño sin tener siquiera un contacto físico con la víctima.
Cómo relacionarse o buscar tener contacto con personas del sexo opuesto hoy está a un click de distancia. Existen millones de hombres que se sienten sex symbol por poder chatear con una supuesta chica sexy y eso los lleva a entrar en la estupidez.
Incluso hay quienes creen que lo que se escribe en una red social escapa de la responsabilidad penal propia de toda persona que se excede en los límites y entre en el campo de una afectación.
Conocí un caso hace poco de un hombre que dio detalles íntimos de la relación con su ex pareja a una nueva conquista, con el único objetivo de mostrarse como un gran amante. Ello hizo que la mujer tuviera problemas en su ámbito familiar. Pero ya hay casos en los que se ha condenado a gente por hacer eso que no harían frente a frente. En Costa Rica, por ejemplo, jueces determinaron imponer 120 días de prisión, y pagar una suma millonaria, a un hombre que dio a conocer detalles íntimos de una ex pareja.
Es innegable que estas herramientas también tienen aspectos muy positivos, como por ejemplo estar informados o mantener el contacto con algunas personas que no podemos ver habitualmente. Pero, por el bien de una sociedad que día a día muestra un grado de violencia preocupante, levantemos las banderas de #NiUnaMenos también en el mundo virtual.