La "Fashion Week Milán" que comenzó a semana pasada y que concluye hoy dejó en claro la visceralidad de sus propuestas, aún en las firmas y diseños más "clásicos" (si es que los guiños de fashionismos extremos pueden denominarse clásicos).
Se trata nada menos que de una de las pasarelas más importantes del mundo de la moda (al igual que la parisina y la neoyorquina) en donde la estelaridad de firmas icónicas y monstruos del mundo del diseño despliegan su creatividad ilimitada, respecto a las tendencias de temporada otoño-invierno 2017/2018.
Bocanadas de vanguardia, estilo y diseño invadieron cada apuesta, en donde hay que pensar que se trata de verdaderas puestas en escena (escenografía, maquillaje, ambientación, estilismo etc) en donde se proyecta lo extremo en mix de texturas y estilos. La bajada a la calle será luego una propuesta que desde cada firma (y conservando la esencia de la presentación) se haga.
Uno de los gigantes de estrafalaria riqueza que abrió esta Fashion Week fue nada menos que Gucci de la mano de Alessando Michele.
Una provocadora e irreverente propuesta de mixturas, estampas, bordados y colores llevados al límite.
El diseñador se tomó el trabajo de recrear en todo su esplendor, todo el simbolismo del reino animal y vegetal en esencia pura: plantas y animales diversos, el paralelismo simbólico de universos oscuros y recónditos en donde la alquimia de texturas, estilos y colores fue el leitmotiv de la colección.
Si de impacto y peso se trata, Miuccia Prada inundó con su magia de volumen y mix de texturas cada certera y aplaudida pasada.
Seductores looks en terciopelos, plumas, cueros, tachuelas, lanas y tejidos diversos (además de bordados) conformaron equipos donde la firma redobló su sello: ese “exceso” permitido y equilibrado de los que pueden jugar en el límite sin derrapar.
Así se pudieron lucir vestidos y faldas en juego de volúmenes (en terminación) apliques dinámicos de vistosas plumas, y chaquetas o abrigos con estampas de flores y guiños fashionistas. Algunos de ellos caracterizados por apliques de piedras de colores en tejidos y abrigos de paño en pelo largo.
Con cierto aire retro (los 70) en esta apuesta de Prada se puede decir que primaron las texturas como las grandes protagonistas, que ya sea en pelo, pana, y hasta cuero jugaron al máximo el juego que mejor sabe jugar la Prada: el de impactar en su punto justo.
Por su lado, nuestro gran favorito Fendi (de la mano de Karl Lagerfeld y Silvia Venturini) brindó todo lo que las fanáticas de la sensualidad, elegancia y feminidad buscan: estilo.
La colección de otoño invierno de la firma presentó desde tapados oversize y entallados (en cuero o vinílicos) hasta los “tweeds” de cintura marcada con pieles de visón en puños y solapas. Los mismos se mostraron combinados con faldas plisadas de gran fluidez, y botas infinitas de cuero rojo que se llevaron todas las miradas.
Vale recordar que el tweed es "el tejido chic" por excelencia, originario de Escocia y convertido en ícono de estilo de la mano de Coco Chanel.
Por otro lado, los outfits seductores en tapados y vestidos de seda, junto a transparencias con mix de piel y paño, se lucieron en siluetas sutiles, y vestidos con estampados inspirados en un libro del siglo XVIII.
Una apuesta que tuvo todo, en una medida tan armónica como femenina e impactante.
Gucci por tres
Gucci fue la firma encargada de abrir el desfile con una apuesta ecléctica de evocación a la flora y fauna, como así también a mundos fantásticos. Estampas, mixturas y mucho color.
Transparencias, apliques y alusiones de la flora by Gucci.
Un mix intenso de falda con sobrefaldones y camisa con volumen by Gucci.
Prada
Prada con tejidos mixturados, faldas con volúmenes y plumas en terminaciones. Ecléctico y de carácter.
Fendi
Fendi con abrigos con apliques de piel y chaquetas “tweeds” de cintura marcada, con faldas plisadas. Se suman botas en cuero rojo ¡Lo más!