Messi, el escudo que usó Tinelli para dejar contento a Macri

El animador televisivo se mostró con Leo en Europa y volvió a posicionarse como candidato a la AFA, ya con la bendición del presidente.

 Messi, el escudo que usó Tinelli para dejar contento a Macri

Por Fabián Galdi, editor MásDeportes Digital - fgaldi@losandes.com.ar

Un compás de espera de casi cuatro meses dejó a Marcelo Tinelli fuera del radar que detecta cuál será el futuro a mediano plazo del fútbol argentino en el máximo nivel de conducción. El escándalo en las elecciones de la AFA, cuando el escrutinio puso en evidencia irregularidades a la hora de la emisión de los votos, ganó difusión a escala mundial. Las consecuencias se ligan a cómo el FIFAgate se esparció por el planeta, con esquirlas que provocaron heridas en la credibilidad pública a la hora de evaluar cómo se manejan las relaciones de poder dentro del imperio de la pelota. Y nuestro país no fue la excepción: del claroscuro grondoniano se pasó a lo turbio de la sucesión. Demasiado en juego para una entidad cuyo timón estuvo en manos de Julio Grondona durante tres décadas: tamaño hegemonismo aún dejó secuelas que impactan en el día a día de estos tiempos. Al punto de que se había instalado en la opinión generalizada que el empresario y animador televisivo ya se había apoderado del sillón presidencial en Viamonte al 1300, pero no fue así. Al menos por ahora.

Tinelli se había apartado del juego de motu proprio. Sabe, mejor que nadie, que la imagen - de la cual hizo un culto en su vida - es una llave preciada para abrir puertas que no se destraban para cualquiera. Y en un cuarto de siglo supo aprovechar esa variable hasta transformarla en una cualidad personal. Entonces, tras el papelón en la sede afista de Ezeiza, se apartó voluntariamente de una cocina de intereses político personales cuyos actores principales habían protagonizado una virtual comedia de enredos. Bastaba ver la lista del reparto: Luis Segura, Daniel Angelici, Hugo Moyano, Claudio Chiqui Tapia, Víctor Blanco, Armando Pérez y Nicolás Russo en los papeles principales. Y en otra sintonía, cerca pero no del todo, Rodolfo D'Onofrio y Matías Lammens en un progresivo acercamiento hacia las esferas de la toma de decisiones clave. La apuesta de MT en diciembre pasado fue simple: desensillar hasta que aclare, parafraseando a Perón.

A fines de marzo pasado, Olivos fue el escenario de un encuentro entre Mauricio Macri y Tinelli. No hubo declaraciones a la prensa, pero en el lenguaje simbólico de los gestos se decantó una idea base: el reacercamiento entre las partes. El giro tinelliano hacia la candidatura de Daniel Scioli en los últimos días previos a las elecciones presidenciales había provocado una herida en el orgullo del actual primer mandatario. La amistad entre las partes se enfrió durante un cuatrimestre sin que hubiera expresiones verbalizadas al afuera para justificar el por qué ni el cómo. Y esa reunión en la residencia presidencial dejó una lectura inequívoca: sendos protagonistas habían sentido la necesidad de barajar y dar de nuevo. El peso sociocultural del fútbol en la Argentina está lejos de ser una atracción o divertimento pasajero. Es una cuestión que está metida debajo de la piel de los argentinos. Y se necesita una política de Estado claramente definida para intervenir en su desarrollo.

Tinelli fue dejando miguitas en el camino, cual si fuera una prolongación del Hansel&Gretel de los Hermanos Grimm. La influencia creciente de Lammens, de quien es el segundo en SanLorenzo, y del presidente xeneize Angelici en el manejo de las cuentas afistas, obró como una demostración de que MT y MM se mantenían vigentes a través de quienes actuaban como sendos portavoces. El protagonismo en alza de ML y DA en las decisiones trascendentales llegó - por ejemplo - hasta la concreción del acuerdo de renegociación del contrato de la AFA con Torneos y Competencias para los partidos de la Selección (oficiales y amistosos), la Copa Argentina, el merchandising y la suma fija para la B Nacional y la B Metropolitana, con un fondo solidario que se extiende al Federal A. Ese anuncio fue hecho por el presidente sanlorencista, quien expuso que hubo un incremento de u$s 17 millones por ligazones contractuales que en algunos casos llegan hasta 2019 y en otros hasta 2022.

La semana pasada fue público y notorio que ninguno de los máximos dirigentes sanlorencistas tomaron parte de las reuniones que la dirigencia de AFA realizó bajo el claro influjo moyanista. Así, mientras Lammens acompañó a la delegación azulgrana para el juego del viernes pasado contra el Tomba, en el Malvinas, por el Torneo de Transición, Tinelli viajó a Europa y se mostró públicamente en su cuenta oficial de Twitter junto a Lionel Messi. La imagen fotográfica causó un golpe de efecto porque les sirvió a ambas figuras mediáticas para descomprimirse. Uno, debido al hecho de haberse ausentado en las reuniones por la eventual rescisión o renegociación de los contratos de Fútbol para Todos. Al otro, para despegarse de las acusaciones que lo vinculan a él y a su padre con los Panama Papers. Y en el caso del Cabezón,  también, para lanzar otra señal que sirva para su reposicionamiento en la primera línea de largada rumbo a las elecciones afistas previstas para el próximo 30 de junio.

El hecho de que Tinelli se haya mostrado junto al crack del Barça le levanta puntos con vistas a ser el heredero real de Don Julio. Y ésto también beneficia políticamente a Macri, quien contó con el apoyo de Leo para la difusión de los juegos olímpicos de la Juventud, los  cuales se desarrollarán en Buenos Aires durante 2018. Más, cuando en los pasillos de la sede afista se consolida la presunción de que el futuro del presidente interino Segura está más cercano a la Conmebol, en la cual podría convertirse en el próximo secretario general luego del egreso de José Luis Meiszner. Éste dejó el cargo luego de haber quedado involucrado en el Escándalo FIFA.

Precisamente, Tinelli está cerca y lejos a la vez de Macri en dos cuestiones de incidencia directa para el futuro del fútbol en la Argentina. Por un lado, los dos coinciden en que las transmisiones televisivas tienen que ser aranceladas y que progresivamente deben dejar de ser gratuitas. En cambio, el vicepresidente sanlorencista está en desacuerdo con el proyecto para que los clubes de fútbol se conviertan en sociedades anónimas, lo cual es visto con buenos ojos por el Ejecutivo nacional. En ésto, Lammens es uno de los puntales agitando la consigna de que "los clubes son de los socios".

Cuando parecía en amesetamiento, la bendición macrista llegó otra vez a Tinelli. Y éste, en los casi ochenta días que restan para que el voto decida quién gobernará la AFA durante cuatro años, tendrá la ventaja de no horadar su imagen con el desgaste que supone la puja política por la renegociación de los contratos de la TV con el fútbol. Ni él ni Macri tomarán las decisiones en persona. Para algo están los voceros, portavoces o como se los quiera llamar.

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