El mejor amigo del hombre, no siempre lo es. Últimamente resuenan en los medios, incidentes causados por perros que terminan en hospitalizaciones de sus dueños. La luz de alerta se enciende a la hora de contemplar la posibilidad de adquirir un perro para garantizar la seguridad del hogar. Pero, lo cierto es que, como dice Vinicio Di Paolo (vicepresidente de la Asociación de Criadores de la Raza Rottweiler), “La responsabilidad es siempre del propietario, la culpa es del dueño y no del perro”.
Muchas voces se alzan a la hora de tratar esta temática, tal es el caso la doctora Patricia Koscinczuk, docente e investigadora de la Facultad de Veterinaria de la UNNE, quien explica que es fundamental “no juzgar la agresividad canina como algo anormal o indebido, pues la agresividad es propia de la conducta de los animales, y, en muchos casos, es posible tomar medidas preventivas. Para ello, se necesita identificar la causa de la agresividad y controlarla en beneficio de quienes interactúan con el animal”.
Como expone la profesional, las causas pueden ser variadas, desde una herida que los haga reaccionar como respuesta al dolor, hasta la búsqueda de la pareja de apareamiento, que altera el comportamiento de los canes principalmente en los meses de otoño y primavera. Ante la duda, lo mejor es acercarse a un especialista, cualquier signo de baja agresividad puede ser la clave que nos ayude a prevenir accidentes en un futuro.
A pesar de que los casos de accidentes con perros van en aumento, la experiencia de tener un amigo canino no deja de aportar beneficios y ser, de por sí, algo especial. Tener otra vida a cargo nuestro, nos ayuda a practicar día a día la empatía, nos acerca a la naturaleza y, hasta hace que nos sintamos con un compañero incondicional al lado.
La psicóloga del equipo de pediatría del Sanatorio de los Arcos (Buenos Aires), Anabella Racioppi cuenta en una nota a la revista Entre mujeres: “La relación que un niño pueda desplegar con su mascota le ayudará a construir lazos basados en el respeto. Le genera, además, un enlace con la naturaleza, crea hábitos y fija límites. Si hay cuidado y amor, puede favorecer el desarrollo de la comunicación verbal, no verbal, la compasión y la empatía”.
Para prevenir
Muchas veces las mascotas son como las personas, si se crían en un ambiente armónico, de cariño y tranquilidad tendrán menos posibilidades de ser seres agresivos; pero también puede suceder que ciertos factores congénitos en los canes generen un peligroso brote agresivo..
Para estar atento, y allanar el terreno desde un principio, los expertos en el tema aconsejan: educar con firmeza, evitar la agresividad al no educarlos a través de golpes, censurar los malos comportamientos, no atarlo durante períodos muy extensos, y buscar un profesional en el caso de querer adquirir un perro de guarda.
Las clásicas alternativas, siempre surten efecto, pero también podemos educar al mejor amigo del hombre a través de propuestas más sutiles que empiezan, por ejemplo, por el camino de la alimentación.
El sistematizador DeRose, además de destacarse por sus más de 30 libros escritos sobre alta performance y la calidad de vida humana, se destaca por llevar su propuesta comportamental (Método DeRose) hasta los confines caninos. DeRose es dueño de una weimaraner que lo ha inspirado a escribir los libros “Ángeles peludos, método de educación de canes” y “Mi nombre es Jaya: soy una weimaraner vegetariana”, entre otros.
En su blog el comendador escribe al respecto de su experiencia “Mi perra Jaya tiene su comida a disposición todo el día. Come frutas, verduras, hortalizas, quesos, yogures y comida para canes vegetarianos. Es una perra grande muy sana, ágil, inteligente, astuta, cariñosa y extremadamente fuerte”.