"Pequeños consejos para mujeres feas". Este titular publicado en la revista alemana de moda "Die Dame" en el año 1932 seguramente hoy en día se hubiese formulado de otra manera.
Pero los consejos siguen siendo los mismos: un nuevo corte de pelo, practicar más deporte, alimentarse de forma sana y, si lo anterior no funciona, entonces optar por la cirugía estética. Lo principal era -y sigue siendo- salir bien en las fotos.
Los llamados "felices años 20" les brindaron a las mujeres mayores oportunidades pero también mucho más estrés: acceder al mercado de trabajo era complicado.
Tampoco era sencillo contraer matrimonio porque, una vez terminada la guerra, había muchas más mujeres que hombres y los pocos que habían sobrevivido a la contienda tenían mucho dónde elegir. Al mismo tiempo, se produjo por primera vez la difusión en masa de las fotografías. Esto condujo a que, sobre todo las féminas, se definiesen a través de las imágenes.
"Me veo, luego existo", lo resume la fotógrafa francesa Claude Cahun. El fotógrafo de sociedad berlinés Karl Schenker (1886-1954) se especializó en ayudar a las mujeres a lucir bien delante de la cámara.
"Él era uno de los mejores y más conocidos fotógrafos de su época", señala la comisaria de la muestra Miriam Halwani.
Schenker lograba que las mujeres pareciesen estrellas de cine en las fotos. Les daba indicaciones para que posaran y les facilitaba numerosos accesorios. Como además era dibujante y pintor, retocaba con maestría, si así lo deseaba la clienta, el color de determinados vestidos y pieles. Photoshop a la carta.
Desde la perspectiva actual, las fotos de la época parecen un tanto cursis y poco naturales. No obstante, en ese sentido, uno también se puede preguntar cómo se verán los actuales perfiles de Facebook en el futuro.
La prensa de la República de Weimar (1918-1933) celebraba a Karl Schenker como el "director de las cabezas femeninas" y como el "creador de las figuras elegantes".
En su ayuda acudió también una incipiente industria de la cosmética y la cirugía estética, que en las inmediaciones de su taller ofrecían ya en aquel entonces la posibilidad de hacerse un lifting facial o de corregirse la nariz.
La cirugía plástica experimentó un gran crecimiento durante la guerra, dado que los rostros deformados de los soldados que habían sobrevivido al conflicto necesitaban recomponerse. Las mujeres jóvenes enseguida optaron también por una nueva nariz.
La permanente observación de uno mismo en las fotografías o retratos se ha desarrollado todavía más en la actualidad.
Una encuesta realizada en Estados Unidos en 2015 reveló que un tercio de las personas que se sometieron a cirugías faciales en el país lo hicieron porque querían mejorar su atractivo en las redes sociales.