“Vamos a escuchar opiniones de todo tipo sobre este tema, pero la realidad es que el 99 por ciento de los cielorrasos de las casas se encuentran pintados de blanco, aún cuando en las paredes tengamos aplicado un color más bajo”, reconoce José Rodríguez Nazar, fundador de VanGo y experto en pintura para el hogar. Esto se debe a la transmisión de la luz que logramos con el techo de blanco.
Tanto la luz de las ventanas como la luz artificial se reflejan mucho más a todo el ambiente cuando el techo está pintado de blanco.
A esta práctica común le encontramos una variante. En ciertas construcciones más antiguas, donde los cielorrasos son altos (mayores a cuatro metros), se los pintaban de colores oscuros - marrón o negro - para perderlos visualmente y no dar la sensación de un espacio fuera de proporciones más amigables.
“Desde mi trabajo les proponemos a las personas (aún cuando los techos de los ambientes no sean tan altos) elegir algunos y darles un color. Por ejemplo, en el baño o la cocina.
En estos ambientes, donde por lo general los revestimientos son claros y tenemos mucha presencia del blanco, no se sacrifica tanta luz al pintar el techo de un color. El beneficio es enorme, ya que le estaríamos aportando un toque distintivo único y elegante”, concluyó Nazar.