“El carácter de San Martín es uno de aquellos que se imponen a la historia”, escribió Bartolomé Mitre quien, además de presidente y periodista, fue y es el biógrafo por excelencia del Santo de la Espada.
La belleza que encierran estas palabras no quita espacio a la verdad y al cumplirse 200 años de su inmortal hazaña recordamos a Don José Francisco con orgullo.
Gracias a testimonios de contemporáneos, sabemos que observarlo era atrapante. Su rostro totalmente simétrico y varonil -al mismo que la posteridad teñiría en bronce- parecía moldeado por la fuerza de un espíritu vehemente, capaz de bosquejar países y transformar vidas. Había abandonado América cuando sus pequeños pies daban pasos agolpados de infancia y avanzaba en 1817 con firmeza, entre desfiladeros y precipicios, listo para apuntalar destinos.
Con el fin de acercarnos al hombre detrás del héroe y dar con la magnitud de su empresa, Diario Los Andes decidió recrear el Cruce paso a paso a través de Twitter. Relatando desde la perspectiva de distintos protagonistas los hechos, que utilizando el hashtag #LAEpopeya describieron en detalle las dificultades afrontadas, sin dejar de lado las costumbres de la época y el pensamiento característico.
Los personajes
En la elección de los personajes que acompañarían a San Martín (@GralSanMartinLA) se tuvo en cuenta la utilidad didáctica de los mismos y la cantidad de documentos disponibles para dar autenticidad al relato. Así, al seleccionar a Fray Luis Beltrán (@FLBeltranLA) podíamos comunicar el monumental trabajo armamentístico que realizó para Ejército de los Andes, así como el dificultoso traslado de estos elementos a través de la Cordillera y teníamos además una voz que recreara el paso de Uspallata. De haber escogido a Las Heras, quien realizó el mismo recorrido, no hubiésemos cubierto las otras dos variables.
Remedios de Escalada (@EscaladaLA) o Remeditos, como la llamaba su marido, tenía 14 años cuando conoció a San Martín y al momento del Cruce 19. Su naturaleza frágil chocaba con el brío de sus grandes ojos castaños, su existencia fue en definitiva un breve espacio de contrastes. Bella, perfumada y adornada con las más finas vestiduras; la princesa pálida "se enamoró de San Martín -nos dice Florencia Lanús, pariente de los Escalada-, y como no hubo medio de sacárselo de la cabeza ni del corazón, ni consiguieron romper el compromiso, sus padres concluyeron por consentir el casamiento" (citado en Grosso; 2013:83). Trasladados a Mendoza vivieron sencillamente en la calle Corrientes de esta capital. Remedios se adaptó a su nueva vida y colaboró con la empresa sanmartiniana.
La familia se opuso al enlace haciéndole al Libertador los mayores desprecios. Y aunque todos terminaron por aceptarlo, su suegra doña Tomasa de la Quintana jamás lo hizo. Ya viuda y habiendo fallecido Remedios, se negó a entregarle a Merceditas, a su cuidado desde hacía años. Dado que no se hablaban y se refería a él como plebeyo o soldadote, uno de sus hijos -Manuel de Escalada- tomó cartas en el asunto y la convenció de ceder a la pequeña a San Martín. El posterior viaje a Europa duró dos meses, pero al general debieron parecerle siglos: Mercedes se volvió sumamente fastidiosa.
“Qué diablos -contó tiempo después a Manuel de Olazábal- la chicuela es muy voluntariosa e insubordinada, ya se ve, como educada por la abuela; lo más del viaje la pasó arrestada en un camarote”. Según el ilustre progenitor, Doña Tomasa con su “excesivo cariño” la había convertido en un “diablotín”.
La mala relación entre ambos se refleja en Twitter respetando el lenguaje propio de esta red social, siendo @TomasitaLA la "twisttar" de #LAEpopeya.
No faltan actores históricos claves como Tomás Godoy Cruz (@GodoyCruzLA), Juan Martín de Pueyrredón (@PueyrredonLA) y Tomás Guido (@TomasGuidoLA), con quienes San Martín mantuvo una fluida correspondencia.
Interacciones a las que se da vida en Twitter, siendo uno de los mayores logros de esta cruzada digital.
El panorama se completa con Josefa Morales (@JoseMoralesLA), @GranaderoLA relatando los pormenores del viaje por Los Patos -en compañía del Gran Jefe- y Manuel Rodríguez (@ElAlemanLA) héroe de la Independencia chilena y espía clave de San Martín. El Alemán, como se lo llamaba, nos sitúa en Chile durante todo este proceso. El encanto se encuentra en la aceptación que tuvo por parte de sus compatriotas, muchos ciudadanos chilenos comenzaron a seguirlo desde el otro lado de la Cordillera, sumándose a la hazaña sanmartiniana como en realidad fue: la libertad fue conseguida por un trabajo en conjunto de ambos pueblos.
Es importante señalar que se trabajó con fuentes fidedignas y que el 80% de lo que postean los personajes es tomado exactamente de memorias o cartas de su autoría. Se trató además de un trabajo conjunto que hubiese sido imposible sin las imágenes tomadas en la Cordillera por Gustavo Rogé y Federico Fayad, los dibujos de Gabriel Fernández -que dieron un toque único-, el material multimedia generado especialmente, las crónicas producidas por cientistas sociales del Incihusa - Conicet y el apoyo de todos los miembros de Diario los Andes.
Repercusión
A lo largo del desarrollo de este proyecto las expectativas iniciales fueron superadas ampliamente. Encontramos, además, nuevos y atrapantes desafíos que tiñeron de espontaneidad al Cruce.
La característica imprevisibilidad del mundo social media se manifestó al sumarse espontáneamente entidades nacionales como Pasos Internacionales (@FronterasMinSeg) e internacionales: la Cancillería Chilena (@Minrel_Chile) sigue tanto a San Martín como a Rodríguez y los etiqueta en diversas imágenes. Con mucha emoción contamos con el apoyo de los mismísimos Granaderos a Caballo arengando desde su cuenta en Twitter (@granaderosarg) y facilitando material para los diversos momentos. Institutos sanmartinianos de todo el país se acercaron y contribuyeron. Y así este San Martín no fue nuestro, fue de todos.
Los medios nacionales más prestigiosos hicieron eco, logrando que miles de personas se sumaran a las filas sanmartinianas. Llegaron de todo el país convertidos en soldados virtuales del General. Hombres y mujeres que lo alentaban con patriotismo, dándose un hermoso juego entre el pasado y el presente. Un momento único, lleno de significados exquisitos y complicidades. Así, por ejemplo, durante días se preocuparon por conseguir los 5.200 hombres que San Martín necesitaba para Cruzar a Chile expresados en followers. La cantidad fue superada y en poco más de un mes llegó a siete mil seguidores.
Es en esta fascinante interacción -que tuve la suerte de observar a diario, dando vida a las distintas cuentas de Twitter- encontré algo poderoso: todos cabalgaron junto a él. No hubo “grieta”, no hubo divisiones, sin importar nada estuvimos junto al General, nos sentimos parte. Parece que después de 200 años San Martín sigue dándonos lecciones.