Incluso hace 283 años, no a todo el mundo la ópera le parecía un espectáculo entretenido: en ese amanecer del género, que para esa época ya había encontrado una forma y una industria, las historias (ya absorbidas por el lenguaje barroco) se relacionaban a personajes mitológicos o medievales y esas “sesiones” en el teatro podían superar fácilmente las cuatro horas...
Por eso es que fue indispensable buscar una forma de relajar el clima entre los actos mastodónticos de las obras, en los que se encadenaban un sinfín de arias y artificios vocales, pero también para captar a ese público más popular. No tardaron en aparecer los “intermezzi” (“intermedios”): es decir, piezas jocosas, con historias simples y tejidas por personajes de la vida cotidiana, que hoy se consideran el germen de lo que después sería la “opera buffa”...
Esto es “La serva padrona” (“La criada patrona”), que el Opera Studio de la Universidad Nacional de Cuyo montará esta noche y mañana en la Nave Universitaria.
Compuesta por Giovanni Battista Pergolesi (1710-1736), este intermezzo es el único que sobrevivió hasta hoy en las temporadas líricas del mundo. Esto quiere decir: el hecho de que hoy se represente en Mendoza es una de esas oportunidades imperdibles (sin clichés de por medio) para acercarse a la música del siglo XVIII en su mejor expresión.
Es que, como cabezas del proyecto, también está la misma Verónica Cangemi, que dirige este organismo de extensión desde el año pasado y que, no hace falta decirlo, es una de las caras más queridas y solicitadas de la escena barroca actual.
Y no solo está ella: el encargado de la dirección musical es el italiano Andrea Marchiol, que viajó hasta esta porción del mundo invitado exclusivamente por ella. Los une una amistad de 20 años, en los que compartieron numerosas producciones en Europa.
Y en la escena, dirigidos por el regisseur Sergio Pelacani, el barítono Enrique Gibert Mella (Buenos Aires) y la soprano Mariana Rodríguez (Mendoza, alumna en el OS y en la escuela de canto de la Universidad de Congreso) encarnarán a los personajes de Uberto y Serpina, un viejo solterón y su criada picaresca y atrevida, que termina casándose con él gracias a sus simpáticas artimañas.
“Estoy en un momento muy lindo de mi carrera, en el que puedo invitar a artistas y ofrecerles la oportunidad a los más jóvenes de conocerlos, algo realmente valiosísimo para ellos”, comenta del otro lado del teléfono Verónica Cangemi. Acaba de terminar el ensayo general y puede notarse la emoción.
-¿Por qué eligieron esta pieza?
-Básicamente, porque se adapta vocalmente al nivel de alumnos que tenemos. Es una ópera cómica, accesible para el público, para la familia, y tiene apenas 55 minutos de duración. Y otro tema importante es que tampoco exige tanto económicamente...
-¿Cómo evaluarías este primer año del Opera Studio?
-La verdad que muy positivo. Veo todo el tiempo las ganas que tienen mis alumnos de aprender. Es un espacio que permite que los jóvenes puedan hacerse en escena y que sea la segunda producción que hacemos en el año lo demuestra...
-Y también está el desafío de formar un público, ¿cómo evaluarías la recepción de los mendocinos?
-La verdad que excelente. Es fácil traer producciones grandes de afuera, con óperas y cantantes conocidos, pero el tema es apostar a lo que se hace acá: darle oportunidad a nuestros artistas.
La puesta en escena
Un triste percance complicó la preparación de este factor. Carlos Palacios, en el marco del proyecto Ópera Federal, iba a ser el encargado de la régie. Sin embargo, tuvo que suspender sus actividades a causa de un ACV, falleciendo finalmente anteayer.
Inspirado por el Bicentenario de la Independencia, su trabajo proponía situar la obra en la Argentina de 1816 y enmarcarla en temas claves de nuestra historia como lo son la convivencia entre criollos y nativos y la inmigración. Esta idea tuvo que quedar inconclusa, y Sergio Pelacani tuvo que hacerse cargo a último momento de preparar el lado visual y escénico en apenas seis días.
Pero contaba con un punto a favor: es una obra que conoce en profundidad y, de hecho, ya tuvo oportunidad de dirigirla en nuestra provincia, allá por el 2009, en el Teatro Independencia y en ocasión del cierre de Música Clásica por los Caminos del Vino.
“La cuestión fue poder adaptar lo que yo tenía para poder hacer la ópera en ese tiempo”, explica.
“El concepto tiene que ver básicamente con lo que esta pieza es: no una ópera cómica sino un intermedio. Es por eso que los elementos en escena son pocos, de hecho hay solo un sillón”.
-Sin embargo, el vestuario tiene una especial importancia...
-Hay trajes muy rimbombantes, ya que toda la escenografía está enfocada en eso, y en maquillajes muy cargados, todo está exagerado.
Este tipo de personajes se parecían a lo que la gente ya había visto antes en la calle en lo que se conoce como “commedia dell’arte”, pero potenciado con música, recitativos, etcétera...
El Opera Studio
“La serva...” es la segunda producción en 2016 de este organismo que, apenas en el transcurso de un año (se presentó en julio de 2015), se ha establecido como el epicentro de formación operística en Mendoza.
Por ese instante único al frente de la “cuarta pared”, ese fogueo que da el contacto con el público y el calor de las tablas es que Cangemi se propuso apuntalar la formación en este aspecto. Y para eso no necesariamente se necesitan superproducciones: viene preparando a sus alumnos en el pequeño (aunque no por eso menos estilizado y atractivo) formato de la ópera barroca, su especialidad.
“Es la base musical necesaria para la formación de todo cantante de ópera”, explica Cangemi, antes de adelantar los proyectos del próximo año: el segundo acto de “La Doriclea” de Alessandro Stradella (ya presentaron el primero en junio) y una ópera de Mozart que todavía no se termina de definir: “Dependerá del material vocal que tengamos”, apunta.
La ficha
"La serva padrona"
Intermezzo con música de Giovanni Battista Pergolesi, con libreto de Gennaro Antonio Federico, a partir de la obra de teatro de Jacopo Angello Nelli.
Día y hora: hoy y mañana, a las 20.30.
Lugar: Nave Universitaria (España y Maza).
Entradas: $ 100 (general), jubilados y estudiantes $ 80.