Algo está cambiando en el deporte de nuestro país. Los deportistas han comenzado a darse cuenta de que son los verdaderos protagonistas y reclaman ocupar ese lugar, mientras el gobierno parece haber puesto el ojo con mayor decisión en las entidades deportivas.
Éstas son dos situaciones irrefutables. Pasó con el básquet y el hockey sobre césped. Algo similar pasó en el rugby donde se produjo una escisión de la antigua UAR y en la Asociación Argentina de Tenis, donde llueven denuncias por supuesta mala administración que hasta ahora no han sido comprobadas.
La gran pregunta es si este movimiento que se podría denominar un socialismo deportivo ¿es tan genuino como parece o viene fogoneado desde las estructuras del Estado nacional?
¿Ginóbili, Scola y compañía sentían que era necesario hacer explotar una bomba en las raíces de su confederación hasta llegar al extremo de la intervención, o a través de un reclamo que beneficia a todas las estructuras de su deporte abrieron las puertas a un Estado ávido de seguir siendo paternalista y que quiere tener control de todos los ámbitos?
¿Y el fútbol? Todas las dudas pasan porque al analizar la situación uno piensa que en el fútbol no hay revolución de los jugadores pero la AFA fue allanada por un desvío importante del dinero que llega desde el Estado.
La realidad es que el Gobierno Nacional no tiene a un hombre de su riñón al mando de la AFA, pero es de hecho quien regula los destinos de la actividad.
Es que los 900, 1.200 ó 1.500 millones (nunca se sabrá cual es la cifra exacta) que se destinan a Fútbol para Todos hacen que desde la jefatura de Gabinete se decida quién debe estar en los puestos clave y quién tiene que estar afuera del circuito.
No hay que olvidarse de que cuando Grondona quiso dar el manejo de la televisación a Marcelo Tinelli, se le bajó el pulgar desde Olivos y todo quedó en las buenas intenciones para un cambio que parecía saludable.
Incluso en la nueva presentación del Fútbol para Todos, la que hizo su debut el viernes, lo primero que se lee es Presidencia de la Nación.
Hoy, ya sin Grondona, los clubes comenzaron a reclamar sobre el reparto del dinero y no sería ilógico pensar que en cuanto esta avanzada, que viene impulsada por dos hombres que son del riñón del PRO como Daniel Angelici (Boca) y Rodolfo D'Onofrio (River), tome fuerza, haya una respuesta desde la Casa Rosada para desestabilizar ese intento de Golpe de Estado y hacer que la casa esté en orden, por lo menos hasta el año próximo en el que habrá elecciones.
Yo lo banco, yo lo manejo. Para muchos ésa es la postura que ha adoptado el Estado y la verdad es que hay razones para que así sea. Es que hasta ahora, cada evento deportivo importante que se realiza en nuestro país y/o en nuestra provincia, el mayor sponsor es el gobierno o las empresas públicas (YPF, por ejemplo).
En ese contexto dejan a dirigentes (que hasta ahora han demostrado que son ineficientes para generar recursos y mucho más para administrarlos), el manejo de la economía.
En el básquet, por dar sólo un ejemplo, el déficit de la Confederación es superior a los 20 millones de pesos y sólo a los jugadores se adeudan 5 millones.
No hay peor sordo… La postura de los "oficialistas" se hace fuerte cuando muestran que Aníbal Fernández salió indemne del conflicto con las jugadoras. "Como buen político, sabe cómo negociar", dicen.
El bigotón soportó las renuncias, digirió el mal trago y terminó escuchando a las protagonistas y dándoles el gusto en lo que no afectaba a su gestión.
La historia de desencuentros en el hockey nacional vienen desde hace más de tres años, cuando Fernández todavía no era el presidente y tienen que ver con la decisión de Retegui de empezar a desarmar el bloque de las históricas.
La primera fue Soledad García. Las chicas no se bancaron entonces que fueran otra vez conducidas por ese entrenador y también ven en Santiago Capurro (el nuevo técnico) a un continuador de la misma línea. Fue entonces que se sintieron ignoradas y dieron el portazo.
Ellas nunca quisieron que Marcelo Garrafo dejara la conducción, pero el hombre que estuvo con De la Rúa y fue colaborador de Scioli no era bien visto por Fernández.
Igual, Aníbal les dio el gusto y sacó a Retegui, quien es el que ha sido asesor de la presidencia y el que marca el camino a seguir.
Esto hace recordar a la postura de Juan Martín Del Potro a la hora de decidir jugar la Copa Davis o de Lionel Messi cuando Sabella dejó afuera del Mundial a su amigo Ever Banegas, claro que como ya le habían dado el gusto con la ausencia de Tevez, la Pulga se quedó sin espalda para negociar.
La revolución al poder. Parece ser entonces la premisa y si la situación se plantea con convencimiento, es saludable.
Así como los trabajadores merecen luchar por sus derechos y tienen los gremios para ellos, los deportistas deben ser los dueños de un negocio que ellos mismo generan, pero ojo con meter el lobo entre las ovejas, porque todos sabemos cómo termina esa historia.