Fueron doce rounds intensísimos, con cruces boxísticos muy fuertes, dramáticos de campana a campana y con sensaciones encontradas en un final incierto, más allá del dominio del argentino.
No hubo título en juego y ni lo necesitaron, el chubutense Lucas Matthysse (37-3; 34 nocauts) y el ruso Ruslan Provodnikov (24-4; 17 nocauts), para exponer un boxeo de altísimo nivel como lo habían prometido, donde se impuso “La Máquina” Matthysse al “ Rocky Siberiano” Provodnikov, por fallo mayoritario en un Casino de Verona, Nueva York.
Los jueces dieron estos guarismos: 114-114, 115-113 y 115-113, las dos últimas para Matthysse.
El combate lo tuvo todo: ciencia, corazón, sangre, drama, un estadio colmado, parcialidades divididas y hasta un fallo no unánime para darle suspenso. Era candidata a pelea del año. Lo fue y habrá que hacer mucho para superar la pelea de estos dos guerreros.
Matthysse tuvo una primera mitad de lujo en la cual mostró sus cualidades boxísticas adosadas a una concentración, puntería en el lanzamiento de golpes magistral.
Jabs, uppercuts, cross, derechas, izquierdas, gran traslado y dominio del cuadrilátero. Todo eso mostró Lucas en esa primera parte, y algo más también (7º, 9º y 10º asaltos), ayudado, bueno es decirlo, por el avance constante y pertinaz de un Provodnikov que parecía hecho de concreto ya que nunca mostró estar conmovido pese a los tremendos golpes del trelewense.
Ni siquiera el gran corte entre la ceja y el párpado izquierdos, que bañó de sangre el ring desde el segundo asalto (producto de un cruzado de derecha feroz de Matthysse) detenía el tenaz ataque de Ruslan, quien pareció sentir el castigo más que nada en el sexto round perfecto que tuvo “La Máquina”, pero no se entregó.
Una molestia en la mano derecha de Lucas (inflamación de los nudillos del meñique y el anular) que no llegó a ser, por suerte, ni fisura ni fractura, apareció en el séptimo episodio, con el lógico ahogo propio de la intensidad de la pelea.
Y Provodnikov creció evidentemente haciéndole exponer a Matthysse su garra y corazón, sin que esto invalide el buen boxeo que siguió mostrando, sobre todo con un jab zurdo de manual con que gobernó los rounds 9 y 10.
La guapeza de La Máquina se hizo más evidente que nunca en los seis minutos finales, en los cuales un ruso decidido a no perder, se jugó el todo por el todo y casi canta bingo en el undécimo, pero nada empañó el triunfo de Lucas.