¡La hora, referí!

Lo mejor que les puede pasar a Godoy Cruz, Independiente Rivadavia y Gimnasia es que finalicen sus torneos para barajar y dar de nuevo.

¡La hora, referí!

Por Pablo Philippens  - pablop@losandes.com.ar

Habrá que revisar los libros de historia del fútbol mendocino para encontrar algún momento que se asemeje al que atraviesan los tres máximos exponentes de nuestro balompié. Espantoso. Así podríamos calificar el desempeño de Godoy Cruz en Primera A, y el de Independiente Rivadavia y Gimnasia y Esgrima en la Primera B Nacional. Los bajos resultados y el pobre nivel de juego que ofrecen fecha tras fecha confirman que lo mejor que les puede suceder es que sus torneos finalicen para poder analizar los porqué de tan magra cosecha. Y ahí sí barajar y dar de nuevo con vistas al 2016.  

El Expreso, integrante de la máxima división desde hace casi una década, supo ser ejemplo de buen fútbol, jugó Copas internacionales como la Libertadores y la Sudamericana y hasta se animó a pelear campeonatos locales. Sin embargo su presente es para el olvido. Con un director técnico que no es director técnico más las ausencias de referentes experimentados en el seno del plantel, el Godoy Cruz de Gabriel Heinze deambula por el certamen con más pena que gloria.

No se sabe qué es lo que propone dentro del campo de juego, en momentos abusa del pelotazo, no se comprenden las variantes tácticas en los segundos tiempos (cuando las hace) y los números hablan por sí solos: tan solo 25 puntos ha conseguido el Tomba al cabo de 24 partidos. Heinze dirigió los últimos diez, ganó dos, empató dos y perdió cinco sin contar el suspendido ante Racing (0-1) que se completará el miércoles 30 de septiembre en la cancha de Argentinos Juniors.

Desde que pisó suelo mendocino el "Gringo" ex Newell's se dedicó a criticar a la prensa y a defender un estilo de juego que, evidentemente, no dio los resultados planificados. Gane o pierda los cinco compromisos que le restan, será sana una autocrítica general para que el hincha vuelva a ver a ese Godoy Cruz vertical, atrevido e inteligente, sea quien sea el rival de turno.

La situación de la Lepra no es muy distinta aunque tiene sus diferencias. Es uno de los históricos de la segunda división argentina aunque lejos está de pelear por un ascenso. Siempre está lejos. Excusas aparecen miles, pero rara vez ha peleado en el norte de la tabla. Con jugadores jóvenes que cobran su salario cada muerte de obispo pero que han demostrado claramente su compromiso con la institución, Independiente Rivadavia está en la 13ra. ubicación con 45 puntos, demasiados si se tiene en cuenta su pésimo momento institucional, financiero y económico. Por lo menos no sufre con el fantasma del descenso, lo que se traduce en alivio.

El estilo de juego que pregona Pablo Quinteros no termina de convencer y hasta el poder de la localía ha ido entregando. Sus dirigentes están más preocupados por censurar a periodistas no adictos y callar el reclamo salarial de los jugadores, que hasta fueron calificados de "mendigos" por el propio DT una vez consumada la derrota frente a Ferro en el Bautista Gargantini.

Más allá de todo, es destacable en Independiente el esfuerzo que hacen los futbolistas fecha tras fecha a pesar de la adversidad; hasta lograron triunfos impensados en este torneo (Santiago del Estero y Puerto Madryn). Y como en el Tomba, será sana una autocrítica general para volver a ser.

Cuando hablamos de Gimnasia y Esgrima hay que tener en cuenta algo: pegó dos saltos de categoría en un año y hoy paga el precio de la inexperiencia. El primer andar del Lobo por la BN lo encuentra desesperado, aturdido, herido y muy cerca de la indeseable zona roja, a la que entra y sale conforme pasan las fechas. Los adjetivos calificativos hacen referencia al aspecto deportivo, claro está, porque de lo institucional poco se puede reprochar.

El conjunto de Omar Labruna (antes dirigido por "Toti" Arias, responsable del doble ascenso) fijó como objetivo primordial quedarse en la categoría y lograrlo le costará un Perú. Aunque por supuesto que se puede por más mal que juegue. Con 40 unidades producto de 35 presentaciones, el Mensana nunca logró regularidad, perdió demasiado en condición de visitante, cometió errores infantiles (sobre todo en defensa) y hoy lo paga estando muy cerca del abismo. La ansiedad por sumar fue ganándole al estilo de juego y estos siete partidos que se avecinan serán cruciales para saber si desciende o no. Esperemos que pase lo segundo, aunque como en el Tomba y la Lepra, será sana una autocrítica general para acertar más en los desafíos venideros.

Mendoza se alegró cuando se dio cuenta de que tiene cinco clubes en los tres escalones más importantes del fútbol nacional (Maipú y Gutiérrez pelean en el Torneo Federal A), lo que no es un detalle menor, pero sufre al observar a un Godoy Gruz desordenado y estéril. Se lamenta al ser testigo de este pobre Independiente Rivadavia y padece junto a Gimnasia y Esgrima su incipiente presencia en la divisional.

Y sí, pongámonos de pie y gritémoslo bien fuerte... ¡La hora, referí!

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