No es una novedad que la contaminación en las ciudades tiene consecuencias serias sobre el organismo, estudios recientes han relacionado al smog con el aumento de los riesgos de ACV y enfermedades respiratorias crónicas.
Con respecto a la influencia de las condiciones medioambientales en la salud mental, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Harvard y la Universidad Jhon Hopkins, señala que ésta aumenta los niveles de ansiedad y estrés aumentando las posibilidades de sufrir trastornos mentales.
Si bien estos hallazgos científicos no son determinantes ni concluyentes han significado una puerta de entrada que señala un campo fértil para investigaciones futuras e interesantes descubrimientos acerca de cómo la calidad del aire y del ambiente afecta al cerebro y la estabilidad emocional; bajo estos estudios podrían surgir nuevas pautas y direcciones para políticas y campañas de salud preventiva que mejoren la calidad de vida en las ciudades.