Por Alfredo Leuco - Periodista. Gentileza R. Mitre
Hemos naturalizado que todo se llame Néstor Kirchner. Me parece nefasto y preocupante que semejante nivel de culto a la personalidad se haya instalado y nos parezca lo más normal del mundo. Ya en su momento hicimos una especie de votación con los oyentes para que sugirieran como debería llamarse el Centro Cultural Kirchner para que nos represente a todos los argentinos y no solo a una parcialidad.
¿Se acuerda? Los oyentes dijeron Atahualpa Yupanqui, Carlos Gardel, Democracia, María Elena Walsh, en fin, hay tantas cosas que nos unen que es totalmente negativo sembrar el país con el nombre Néstor Kirchner cuando fue alguien que generó la mayor fractura social expuesta desde la antinomia peronismo-antiperonismo. Si sus seguidores y simpatizantes quieren rendirle homenaje, están en todo su derecho.
Hay unidades básicas y locales partidarios que pueden llevar su nombre. Cuatro o cinco edificios públicos, qué se yo, me parece razonable. Pero según nuestro colega Leonardo Míndez ya estamos por llegar a los 170 lugares que fueron bautizados con el nombre del ex presidente fallecido.
Hasta un hospital de campaña que donamos a Haiti se llama como el ex presidente.170 lugares. 170 veces Néstor. ¿Escuchó bien? Es un despropósito del estilo soviético. Si uno entra en kirchnerlandia.com se ven todos esos puntos juntos en el mapa y es impresionante. Ponerle a todo Néstor Kirchner es un abuso intolerable.
Es verdad que nadie va a ser más pobre o más rico en la Argentina por eso. Pero son señales de la calidad institucional del país y de los respetos republicanos que nos debemos.
Esta semana me descubrí contento porque el hospital de La Matanza fue designado “Dr René Favaloro”. Lo celebré íntimamente como una cosa extraña cuando debería ser algo lógico. Es que Cristina ayer inauguró también otro centro de salud en Cañuelas y un puente en Lanús y ambos se llaman Kirchner. Una verdadera locura que ya ni nos molesta. Lo hicimos carne.
Es insólito que nos tengamos que alegrar por lo racional y que nos sorprenda lo que corresponde. Tanta es la irracionalidad fanática de los que quieren inventar un mito como Perón y no lo pueden lograr por ahora.
Cristina ya comparó a su marido con el viento del sur, con Cristo, San Martin, Belgrano, Julio César y Napoleón. Ayer sugirió cierta equivalencia entre Favaloro y Néstor. Le confieso que me pareció “too much”, como dice ella misma. Creo que son todo lo contrario. Que representan dos países antagónicos las figuras de Kirchner y Favaloro. Le doy algunos ejemplos:
A Favaloro nunca le interesó ni el poder ni el dinero. Miles de veces le ofrecieron puestos políticos y jamás aceptó. Nunca quiso desviarse de sus vocaciones profundas como la ciencia y la medicina popular. Tuvo una vida austera y franciscana. Nunca una exhibición ni un lujo. Puso siempre todo al servicio de ser el médico y el cirujano que era feliz salvando vidas y mejorando la salud pública.
A Kirchner lo desesperaba su bulimia por el poder y el dinero. Casi no hizo otra cosa que atesorar más y más millones mientras acariciaba con avaricia la caja fuerte como lo vimos en un video y siempre se imaginó eternizado en el poder.
Favaloro apostó a la excelencia profesional y fue a multiplicar sus saberes en Estados Unidos donde hizo su máximo descubrimiento y aporte: el by pass o puente. Y después vino a derramar toda su experiencia y a ser un maestro y un formador de las nuevas generaciones.
Kirchner nunca se destacó como abogado. Salvo por la manera en que hizo los cimientos de su fortuna, embargando las viviendas de los deudores mororos, como prestamista de dinero y apostando a la usura.
Favaloro era un amante de la vida y obra del general San Martín y un gran lector de historia.
Néstor no solía frecuentar la literatura y puso toda su energía en su objetivo político.
El lema de Favaloro era: “Tecnología de avanzada al servicio del humanismo médico”. Llamaba neofeudalismo a todo modelo que concentrara la riqueza y aumentara la mortalidad infantil. El apellido Favaloro nos dá prestigio en el mundo.
El lema de Néstor era: "Estás nervioso, Clarín". Y su esposa se dedicó a ocultar los índices de pobreza y a consolidar un régimen casi feudal de ladriprogresismo. El apellido Kirchner produce rechazo en muchos países y amor en los autoritarismos de Venezuela y Cuba.
Favaloro se suicidó amargado por la burocracia, la mediocridad y la corrupción de los gobiernos.
Kirchner se murió por una grave enfermedad que lo obligaba a cuidarse y que le había hecho un par de avisos anteriormente. Fue y es criticado por muchos.
Finalmente.
Favaloro murió casi en la pobreza, admirado por todos y nos dejó varias herencias culturales benditas. Su sueño era poner la ciencia y la conciencia del mismo lado de la humanidad.
Kirchner murió en la riqueza. Y nos dejó herencias malditas como el odio que abrió una gran grieta en la convivencia de los argentinos. Su sueño era quedarse eternamente en el poder y comprarse un par de hoteles más.
Kirchner, sospechado de negociados y de haber sido el autor intelectual y material de la matriz corrupta del estado está enterrado en un mausoleo faraónico.
Favaloro es casi el símbolo de la honradez y la ética. Es un santo de la honestidad y las manos limpias y mucha gente ni sabe en donde está enterrado.
Hoy lo extrañamos al maravilloso René porque necesitamos cada vez más argentinos a su imagen y semejanza.
Finalmente creo que no tienen nada que ver uno con el otro. Que son la encarnación de dos países distintos.
Me imagino a Néstor cantando siempre alguna consigna partidaria.
Me imagino a René cantando el himno nacional, y levantando la voz en la parte que dice: Al gran pueblo argentino, Salud.
Hoy lo necesitamos más que nunca para demostrar que no todo es corrupción, facilismo, trepadores del poder, autoritarios y soberbios. Que la patria no se devora a sus mejores hijos. Que se puede ser argentino de otra manera. Como René Favaloro, que en paz descanse.