Alejandro Alfie, periodista de Clarín especialista en medios y profesor universitario, resumió (si vale la expresión) en 497 páginas de su libro “Los agentes de Néstor y Cristina”, el ascenso de dos de los pilares de la comunicación del kirchnerismo. El empresario Sergio Szpolski y el productor televisivo Diego Gvirtz son el objeto central del trabajo de Alfie. El prólogo del libro es de Jorge Lanata.
En diálogo con este diario, Alfie contó que empezó a escribir sobre Szpolski, dueño del multimedia Grupo 23, a partir de una amenaza que éste le realizó y por la que fueron a juicio. “Nunca más vas a escribir sobre mí”, comenta Alfie que le dijo Szpolski. “En el juicio no pude demostrar la amenaza por lo que me puse a investigar a fondo a esta persona que dijo que yo nunca más iba a escribir sobre él”.
Sobre Diego Gvirtz, productor televisivo y fundador de la productora PPT (cuyo 81 por ciento de acciones adquirió hace poco el empresario Cristóbal López), dice que “llegó a echar periodistas de sus programas porque eran críticos del gobierno”.
Dos de ellos, Gustavo Noriega y Fernanda Iglesias, ex panelistas de Duro de Domar, “iban a escribir un libro sobre Gvirtz, pero me enteré que estaban trabados y nos les salía una línea; 'yo voy a escribir lo que ellos no pudieron hacer', me dije”.
-¿Cómo se acercan Szpolski y Gvirtz al kirchnerismo?
-En el caso de Diego Gvirtz, en 2008 era hipercrítico del gobierno de Cristina Kirchner. Decía que era peor que De la Rúa y que él no era, como Pergolini, bufón de Néstor y Cristina. Gvirtz dijo esto en la Revista Noticias en agosto de 2008. Criticaba la intervención en el Indec, que Moreno apretaba gente, cuestionaba el proyecto del tren bala, fue muy crítico con la 125. Están los informes de TVR en Youtube. Ocho meses después se hace ultrakirchnerista.
-¿Qué ocurrió en el medio?
-Tenía problemas económicos en su productora PPT, se había peleado con Pettinato que conducía Duro de Domar. En esos momentos tenía sólo dos programas en Canal 13. El otro era TVR. Vio entonces que lo mejor era alinear a la productora y sus dos programas con el gobierno y propuso crear otro programa, que era 6,7,8.
-¿Cómo llega al Gobierno?
-Maxi Montenegro (periodista), que era su amigo, lo acerca a Sergio Massa, por entonces jefe de gabinete. Tienen los tres una reunión y Gvirtz plantea: 'el conflicto con el campo me terminó de definir de apoyar al gobierno'. Massa lo deriva con Néstor Kirchner. Se reúnen en Olivos y ahí Néstor le dice: 'Si querés, te sumás al gobierno pero incondicionalmente, vamos a hacer que tengas tu programa en Canal 7'. A los pocos días lanzaron 6,7,8.
-En su libro califica a Gvirtz de 'buen productor de Tv'.
-¡Es que sus programas son buenos! Su productora tiene el mejor archivo que hay en el país. Tiene treinta tipos auditando permanentemente lo que sale en la televisión, en la radio. Lo bizarro es que programas que eran críticos del kirchnerismo de un día para el otro se hacen ultrakirchneristas.
-¿Y en el caso de Szpolski?
-Szpolski no tenía una gran experiencia previa de medios antes de sumarse al kirchnerismo. Es afiliado radical, muy cercano al Coti Nosiglia. Tenía una participación minoritaria en diarios muy chicos.
En 2003 tiene un almuerzo con Julio Bárbaro, quien conocía a un tío suyo que era del Banco Patricios, y le pide que le transmita a Néstor Kirchner: 'Yo puedo ser su mejor testaferro en los medios'.
Con esas palabras. Bárbaro era director del Comfer. A partir de ahí le empiezan a dar publicidad oficial. Al año siguiente tiene una reunión con (Gabriel) Mariotto, a la que llega a través de (los periodistas) Edi Zunino y Omar Lavieri, a quienes Szpolski producía un programa de cable. Mariotto era el número dos de Pepe Albistur, el que repartía la publicidad oficial en ese momento. Ahí se le abre gran el acceso a la publicidad oficial. Y empieza comprar medios de una manera inédita en unos pocos años: la revista 23, radio América, Tiempo Argentino, El Argentino, y varios más.
-¿Qué lo motiva a ese acercamiento?
-Estaba en la lona económicamente. Venía de la quiebra en el Banco Patricios donde era gerente, de la condena del tribunal de la comunidad judía por gravísima falta ética, dado que siendo tesorero de AMIA giró tres millones de dólares donados por el Gobierno para la reconstrucción de la sede al Patricios, meses antes de quebrar. Szpolski debió poner una panadería que él mismo atendía. Ojo que sus primeros medios no eran talibanes como empiezan a serlo a partir de 2008. Szpolski y Gvirtz actúan como mercenarios.
-¿El kirchnerismo siempre tuvo la idea de armar un sistema de medios afines?
-En la gestión de Néstor, no. Había una idea de que hubiera medios afines, pero no de una manera planificada como se da después de 2009. Cuando Kirchner era presidente, no había una actitud de querer controlar a todos los medios audiovisuales. Eso se dio con Cristina. Él repartía la publicidad oficial de manera discrecional, pero no tan arbitraria como después.
-¿Hay antecedentes similares?
-Quizás en la época del primer peronismo, donde se trató de controlar a los medios, de cerrar los medios críticos. Lanata lo compara con esa etapa. Con su estrategia, hoy el gobierno logra controlar el 60 por ciento de los medios audiovisuales. En algunos, con empresarios inescrupulosos, en otros con empresarios que necesitan de la obra pública como Electroingeniería, o que le den habilitación para los casinos como el caso de Cristóbal López, o empresas que está flojas de papeles como Telefé o Canal 9. El Gobierno le da a cada uno lo que necesita.
-En el oficialismo se argumenta que se da ese giro porque los medios independientes asumieron "un rol político opositor".
-No es tan así. Néstor Kirchner sacó un decreto que le daba diez años más de licencia a todos los medios audiovisuales. En 2005. Si ellos querían tener nuevas voces, ¿para qué dictó ese decreto? En sus últimos días de gestión, aprueba la fusión de Multicanal con Cablevisión. Diciembre de 2007.
Néstor como presidente no tuvo una actitud de enfrentamiento con los medios. La tuvo Cristina apenas asumió cuando fue el caso Antonini Wilson.
Denunció que era una 'operación basura', acusó a la Embajada de Estados Unidos, a Clarín. Luego sigue la escalada con el conflicto con el campo.
-¿El alineamiento de Szpolski o Gvirtz se tradujo en números?
-Sí. En los primeros años a Szpolski le dieron más 60 millones de pesos y en la etapa de Cristina le dan más de mil cien millones actualizados por inflación.
-¿Y Gvirtz?
- Gvirtz nunca quiso que se sepa cuánto le pagaban. Luis Ventura filtró los contratos. El año pasado cobró 30 millones por hacer 6,7,8, más una parte de la publicidad. Gvirtz usa los estudios del canal, la estructura técnica, los empleados; el pone los periodistas y el archivo. Es carísimo.