A las obras de Joselito Sabogal (Cajabamba, 1971) van a dar personajes que encuentran allí un mundo posible. Todos miran. Hacia adentro y hacia afuera. A los costados o al frente. Todos ven. Seres híbridos son los que eligen el mundo de Joselito Sabogal, animales humanizados en fábulas de paisajes atemporales.
Caballos recurrentes y peces mágicos, dice él, son los que lo acompañan en su bestiario personal. “Esta serie que presento es lo que siempre me identifica”, dice el artista peruano que por primera vez expone en la Argentina, y es Mendoza la que recibe su arte por deseo y gestión de Andrea Cano, responsable de Mandrágora Galería, y su compañero, el artista Osvaldo Chiavazza.
“La cabalgata del pez”, “El sueño de Sofía”, “Danae”, “El primer Adán” son algunas de las 19 obras que integran la exposición abierta al público hasta el 23 de agosto y que luego serán parte de la trastienda, que guarda tesoros de Marta Vicente, Osvaldo Chiavazza, Germán Rodríguez, Fernando Rosas o Luis Scafati. Óleos y técnicas mixtas en mediano y gran formato sumergen al espectador en el universo sabogaliano en una muestra creada especialmente para el espacio de 25 de mayo 780 de Ciudad. “Más que una serie, una recopilación”, explica el creador formado en la Escuela de Bellas Artes Macedonio de la Torre, becado en Francia para estudiar en la Escuela de Arte de Lemons y también en Finlandia, donde residió cinco años.
“Nací para esto y asumí siendo muy niño que mi mundo era pintar. No sabía que iba a vivir de ello siendo adulto, yo tan sólo deseaba pintar y pintar. Tal vez en mis inicios no tuve el apoyo de mis padres por ser muy humildes así que me forjé solo. Eso, pienso, le dio carácter a mi obra. Mi respeto y entereza hacia lo que hago es único y es como mi religión”, escribe el artista que lejos de bocetar, se lanza a la aventura de preparar la tela para compartir momentos entre su mente y sus sensaciones. Una mancha previa, explica, es tal vez la que sugiere, la que le habla, la que espera por sus formas y colores, por ese encuentro que dialoga entre símbolos, espirales y personajes míticos, a veces salidos de su propia fauna.
“Siempre me sentí atraído por ese misterio que puede emanar de la mente; esos escenarios creados en la imaginación han sido para mí puente de escape y refugio y me hacen sentir tan bien que se me hace fácil estar allí en lo irreal y tomar de forma gratuita lo que generosamente emana de ella: enigmas de misterio, ambientes taciturnos sublimes, como así también estos personajes que pululan alegremente y que cohabitan en un mundo de paz, de misticismo y de un candor especial. Sí, la realidad me agobia... Las guerras, el desamor, el nacionalismo, el fanatismo, el machismo, la homofobia, el fanatismo religioso, todas esas taras que hacen del ser humano un ser sin brillo de luz”.
La producción artística de Sabogal, influenciada entre otros aportes por las culturas preincaicas y algunos elementos del imaginario del norte de Perú, oscila en este presente entre lo profano y lo pagano, se distancia de las modas y lo efímero y descarta los vacíos de conciencia. Joselito es miembro de la Asociación de Artistas de Helsinki, Finlandia, y un experimentado en mostrar lo que hace. A su país de origen, Francia, Bélgica, Lituania, Polonia, Venezuela, Chile, Colombia y Estados Unidos han viajado sus pinturas, que por estos días encuentran refugio en Mendoza, México y Australia.
“Osvaldo y yo admiramos la obra de Joselito desde hace mucho. Él es un gran colorista con un mundo mágico y muy particular: su iconografía indigenista, su paleta andina, lo ancestral y lo moderno a la vez. Para esta exposición Osvaldo viajó a Trujillo, trajo parte de las obras y las otras llegaron por correo para lo cual contamos con la ayuda del Consulado de Perú. Además de un gran artista, Joselito es una persona súper amable y generosa”, comparte la galerista Andrea Cano.
Joselito Sabogal en Mandrágora Galería puede visitarse de lunes a viernes de 17 a 21 hs. en 25 de mayo 780 de Ciudad. Para más información escribir a mandragoragaleria@gmail.com
