¡Hasta cuándo esperamos declarar nuestra Independencia!

Al cumplirse los 199 años de la Declaración de Independencia, recordamos la influencia de Cuyo en el proceso a instancias de su Gdor. Int. José Francisco de San Martín.

¡Hasta cuándo esperamos declarar nuestra Independencia!

A partir de su llegada al Río de la Plata, el Cnel. San Martín se comprometió profundamente con los sucesos de la Revolución de Mayo y el devenir de la causa americana. Luego de su partida de España y durante su estadía en Londres, tomará contacto con los planes de liberación de las colonias impulsados por Francisco de Miranda, en los que se encontraban enrolados los jóvenes: 'Higgins, Bello, Bolívar, Guido, los Hnos. Rodríguez Peña, López Méndez, Fretes, Madariaga, Mariño, Alvear, etc., a partir de su participación en la Gran Logia de Cádiz, la Gran Reunión Americana y la Sociedad de los Caballeros Racionales, sociedades secretas instaladas en Cádiz, Inglaterra y luego en América. Tras permanecer cuatro meses en Londres, el 19 de enero de 1812, y con la ayuda de su amigo y cofrade inglés James Mac Duff, junto a Carlos de Alvear, el barón de Holmberg, Matías Zapiola, Chilavert y otros, aborda la fragata George Canning rumbo a Buenos Aires llegando el 9 de marzo de 1812.

Al decir del historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna: “El Gral. San Martín trajo en 1812 a la revolución americana los dos elementos más poderosos que desarrolló su genio y con los cuales al fin la hizo triunfar, a saber: las sociedades secretas y la estrategia. Las primeras fueron el gran resorte político del Libertador”, habiendo comenzado a delinear en su mente y su corazón el espíritu de líder y conductor de la naciente revolución que veinte años de preparación, luchando en los principales escenarios europeos, lo habían puesto en condición de ocupar.

Ya como Gobernador Intendente de Cuyo, a partir de setiembre de 1814, después de una breve estadía en Buenos Aires y su posterior paso por el Norte, conocerá la dimensión del lugar estratégico y geopolítico que le permitirá iniciar el plan de liberación continental que maduró a partir de sus charlas con Belgrano, Güemes y los caudillos alto peruanos a partir de su paso por el Ejército del Norte. En su “Ínsula Cuyana”, procuró hacer de ella la fuente de recursos que de ahora en más sostendría la gran causa independentista. Así convirtió la Gobernación Intendencia de Cuyo en un Estado presente, fuerte y omnipresente en todos los aspectos de la vida de sus habitantes, impulsando la salud, la educación, el reordenamiento territorial y, sobre todo, el desarrollo económico como principales herramientas de su gestión, pues necesitaba una provincia fuerte y pujante que le diera los recursos necesarios para llevar a cabo la suprema misión de la libertad de América. Desde octubre de 1814 y hasta enero de 1817, esta tierra dio todo lo que tenía y más para satisfacer las demandas del gran líder americano. Él mismo se asombraba de lo que los cuyanos habían logrado y de allí su frase: “...estoy en la Inmortal Provincia de Cuyo y aquí todo se puede, todo se hace...”.

En Mendoza, San Martín desplegó su acción política convirtiéndose en el principal impulsor de la reunión del Congreso de Tucumán. Su pluma inquietará a la clase política de Buenos Aires y de todo el antiguo Virreinato orientando la Independencia. A su instancia, Cuyo designará tempranamente los diputados ante el nuevo Congreso, siendo elegidos: Tomás Godoy Cruz y Juan Agustín Maza, por Mendoza; Francisco Narciso de Laprida y Fray Justo Santa María de Oro, por San Juan; Juan Martín de Pueyrredón, por San Luis, conformándose así la delegación de Cuyo. Una vez instalados aquellos en Tucumán, San Martín comenzará su prédica y desde el campamento de El Plumerillo, el 19 de enero de 1816 escribirá a Tomás Godoy Cruz: “¿Cuándo empiezan uds. a reunirse? Por lo más sagrado les suplico hagan cuantos esfuerzos quepan en lo humano para asegurar nuestra suerte. Todas las provincias están en expectación esperando las decisiones de ese congreso”. Con la misma insistencia, pocos días después escribía: “Dígame usted algo sobre los diputados llegados, ábrame su opinión sobre los resultados que espera de esa reunión, pues esto me interesa más que todo, como que está ligado el bien general”.

Luego, el 12 de abril de 1816, en otra misiva expresaba: “¡Hasta cuándo esperamos declarar nuestra Independencia! ¿No le parece a usted una cosa bien ridícula, acuñar moneda, tener el pabellón y cocarda nacional y, por último, hacer la guerra al soberano de quien en el día se cree dependemos? ¿Qué nos falta más que decidirnos? Por otra parte, ¿qué relaciones podremos emprender cuando estamos a pupilo? Los enemigos nos tratan de insurgentes pues nos declaramos vasallos. Esté usted seguro que nadie nos auxiliará en tal situación... Ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas. Veamos claro, mi amigo. Si esto no se hace el congreso es nulo en todas sus partes, porque reasumiendo éste la soberanía, es una usurpación que se hace al que se cree verdadero, es decir, a Fernandito... Adiós, mi buen amigo, sea usted tan feliz como lo desea su José de San Martín”.

Así el Libertador impartía consejos, sugerencias y hasta órdenes a todos los puntos distantes del país. Güemes, Belgrano, Artigas, Rondeau, Balcarce, Paso, Laprida, Pueyrredón, Maza, pero especialmente Godoy Cruz, serían los destinatarios de aquellas, mientras que impacientemente el titán de América esperaba sus respuestas listo para emprender la campaña de los Andes. Era necesario declarar la Independencia para comenzar este derrotero; impaciente, no comprendía cómo aún el Congreso no se decidía a dar el trascendental paso de la separación definitiva de España. Así nuevamente su pluma nerviosa requería a Godoy Cruz, el 12/05/1816: “Al cabo mi amigo, nosotros debemos penetrarnos de este axioma: si la guerra continúa dos años más, no tenemos dinero con qué hacerla... y la ruina es segura; para evitarla, pensemos no en pequeño como hasta aquí, y sí con elevación, y si así la perdemos, será con honor...”.

El 9 de Julio el Congreso declararía por fin la Independencia, hecho ante el que San Martín expondría su beneplácito, no sin dejar de hacer una breve observación en una nueva carta a Godoy Cruz: “... Ha dado el Congreso el golpe magistral con la declaración de la Independencia; sólo hubiera deseado que al mismo tiempo hubiera hecho una pequeña exposición de los justos motivos que tenemos los americanos para tal proceder. Esto nos conciliaría y ganaría muchos afectos en Europa...”. A la espera de su reunión con el flamante director Pueyrredón, elegido por el Congreso a instancias de la propuesta hecha por la diputación por Cuyo, nuevamente escribiría: “Al fin estaba reservado a un diputado de Cuyo ser el presidente del Congreso que declaró la independencia. Yo doy a la provincia mil parabienes de tal incidencia...”.

El 16 de julio de 1816 le notificaba a su amigo Don Tomás: “El 9 llegamos a ésta, nuestro viaje ha sido bien penoso por los fríos excesivos. Es increíble lo mortificado que estoy con la demora del Director, la primavera se aproxima y no alcanza el tiempo para lo que hay que hacer. Ha dado el Congreso el golpe magistral con la declaración de la Independencia... En el momento que el Director me despache, volaré a mi ínsula cuyana. La maldita suerte no ha querido que yo me hallare en mi pueblo para el día de la celebración de la Independencia. Crea usted que hubiera echado la casa por la ventana...”.

Por fin San Martín había logrado su objetivo y sus diputados habían jugado un rol central: mientras Francisco Narciso de Laprida fue el presidente del Congreso en el momento de la Declaración y Jura de la Independencia, Tomás Godoy Cruz se destacó como uno de los inspiradores, junto al porteño Juan José Paso, todo bajo la órbita y apoyo decidido del director supremo Juan Martín de Pueyrredón. De esta manera, la delegación por Cuyo desempeñó un rol decisivo en el Congreso de Tucumán, siguiendo las indicaciones de su líder político José Francisco de San Martín. Así, si el 25 de Mayo de 1810 fue fruto del pensamiento y acción decidida de Manuel Belgrano, la Declaración de Independencia lo fue del accionar sanmartiniano.

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