El vehículo de adelante hace una mala maniobra y dispara el enojo del conductor. Un trámite que demora o la negligencia de los otros, también disparan el mal humor.
La rutina, las corridas, las responsabilidades, la sobreexigencia pueden desencadenar situaciones de ira a las que suele no darse más importancia y que quedarán en el recuerdo sólo como un mal momento.
Sin embargo, el cuerpo toma nota y luego pasará factura. Los especialistas alertan sobre la manera en que estas circunstancias afectan la salud cardiovascular ya que desencadenan una serie de reacciones que pueden llevar a un accidente de este tipo que puede costar la vida o dejar discapacidades.
“Todo lo que es estrés y más el estrés brusco como el enojo genera una descarga importante de la ira, eso puede producir alteración a nivel de la presión arterial, romper placas ateroescleróticas y generar obstrucción vascular que llevan a infarto o accidente cerebral”, explicó el cardiólogo Alejandro Saracco, del programa de Prevención Cardiovascular del Ministerio de Salud.
Es lo que antes se conocía como “hacerse mala sangre” dijo el médico que señaló que el enojo constante produce un deterioro por aumento de la presión arterial, daño vascular y depósito de la placa en las arterias.
Esa placa acumulada, por esa u otra causa, ante una situación de estrés se desprende, se rompe y tapa este conducto.
El doctor Ernesto Crescenti, director del Instituto de Inmunooncología, que lleva su nombre señala en un documento que “el enojo es una emoción totalmente normal y hasta sana, cuando no sucede con demasiada frecuencia, pero en exceso es altamente perjudicial para la salud del corazón”.
Agrega que además de las consecuencias vasculares señaladas puede favorecer la depresión y el Mal de Alzheimer además de un envejecimiento del cuerpo 3.000 veces más rápido de lo normal.
Allí, se detalla qué es lo que le ocurre al cuerpo ante esta reacción.
-El corazón bombea sangre con mayor rapidez y la envía a los músculos del cuerpo en caso de que haya que correr o defenderse.
-Se crean más plaquetas y se pone en marcha el sistema inmunológico por si hay alguna herida en el cuerpo.
-Se siente fatiga y hambre.
-Las células cargadas de los lípidos liberan grasa en el flujo sanguíneo, deteriorando las arterias. La grasa acumulada se convierte en colesterol malo.
El tema requiere tomar medidas ya que la enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en la Argentina y en el mundo. Está asociada a hábitos de vida y otras patologías como sedentarismo, alimentación inadecuada, tabaquismo, hipertensión, colesterol elevado u obesidad.
El peso de la personalidad
Si bien el enojo es una reacción que puede ser natural ante situaciones límite, cuando es una conducta reiterada se asocia a determinadas personalidades.
El doctor Saracco dijo que “personas demandantes, dominantes, obsesivas o agresivas tienen más posibilidades que aquellos más tranquilos y pensativos”.
Es más habitual en personas muy responsables y autoexigentes, aquellos que quieren resolver las cosas en el momento y les cuesta postergar, quienes tienen dificultades para tolerar la frustración.
El profesional usó a modo de ejemplo el caso de la persona que tiene que realizar un trámite y cumple con los requerimientos al pie de la letra, pero se encuentra con la inoperancia o la negligencia de otro que se lo impide; ésa es una escena típica que puede provocar enojo.
El principal problema es que se vive en un contexto de mucho estrés y exigencias que son un caldo de cultivo para estas reacciones.
Pero estas características de la personalidad pueden ser una cualidad si se capitalizan y se moderan. Saracco señaló que estas personas suelen llegar a altos cargos, de responsabilidad, gerenciales o con poder de decisión.
“Hay que lograr un equilibrio para no pasar al otro extremo, una opción es ser responsable, pero poder delegar o pensar alternativas cuando las cosas no suceden como se espera”, sugirió.
Asimismo, si se tiene este perfil se deben disminuir los otros factores de riesgo: tal vez, esa persona por su ansiedad se incline por hábitos poco saludables, “pero hay que redireccionar esa obsesividad hacia algo saludable y manejar el tema emocional” para lograr una mejor calidad de vida.
La psiquiatra Celia del Canto comentó que desde el área de Psiquiatría se trabaja mucho en conjunto con Unidad Coronaria. Señaló que “en el enojo influye el tipo de personalidad y por otra parte que el paciente esté enfermo con un trastorno de ansiedad y por ello tenga menos capacidad de tolerar”.
Los sistemas alterados en esta interrelación mente- corazón y que deben modificarse a través de un tratamiento interdisciplinario son: eje del estrés (hipotálamo- hipofiso-adrenal), sistema nervioso, sistema inmune, alteraciones de la coagulación, alteraciones metabólicas y estilo-hábitos de vida.
Día para concientizar
La Federación Mundial del Corazón (World Heart Federation) celebró ayer el Día Mundial del Corazón en más de cien países.
En América, las enfermedades cardiovasculares (ECV) provocan 1.9 millones de muertes anuales y afectan por igual a hombres y mujeres.
De allí, la intención de la fecha que apunta a promover medidas preventivas y generar conciencia sobre la necesidad de optar por una vida saludable para alcanzar el objetivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS): una reducción del 25% de la mortalidad prematura por ECV en 2025.
Factores de riesgo
La psiquiatra Celia del Canto, especialista en psiconeuroinmunoendocrinología, indicó los factores de riesgo psicológico para enfermedad coronaria:
- emociones negativas como ira, hostilidad, ansiedad, preocupación.
- depresión (duplica el riesgo de enfermedad coronaria).
- agotamiento vital (fatiga inusual, carencia de energía, irritabilidad incrementada, sentimientos de desmoralización).
- factores de riesgo psicosociales: escaso soporte social, estrés laboral, mala calidad de vida.
- personalidad tipo D (tendencia a experimentar sentimientos negativos, a inhibir emociones, inseguridad en la interacción social, sentimientos de infelicidad, preocupación, pesimismo, irritabilidad).
- estrés agudo y estrés crónico (con aumento de emociones negativas, disminución de la energía y disminución de la adherencia a hábitos saludables).
El mejor entorno
El doctor Ernesto Crescenti sugirió algunos aspectos a tener en cuenta si se quiere cuidar el corazón:
Vivir más tranquilos: hacer pequeños cortes en la rutina y descansar 8 horas.
Llevar una dieta sana: comer más frutas y verduras, limitar el consumo de sal, evitar las grasas trans, los azúcares y el tabaco.
Hacer ejercicio: se recomienda una actividad aeróbica al menos 3 veces a la semana.
Reírse más y enamorarse: los momentos de felicidad, la risa y en especial el enamoramiento, producen más "micro-reparadores" y "micro-rejuvenecedores" que mejoran el nivel de vida.