Por TNT todos los lunes a las 23, Peter Capusotto tiene su onceava temporada en un formato nuevo, pero con la personalidad de siempre. En su encuentro con Los Andes, la cara visible del ciclo habló sobre política, humor y rock, sin escatimar chistes y opiniones francas sobre el momento actual del país, incluidos los casos de corrupción, los tarifazos y la falta de diálogo real con la gente, entre otros temas.
-Hace ocho años te pregunté si el hecho de tener una presidente mujer significaba, para vos, una evolución de la mentalidad argentina y me dijiste que no. Ahora, en consonancia con aquello, cabe preguntarte sobre los casos de corrupción del gobierno de Cristina que están saltando a la luz en la era Macri…
-Yo creo que este tipo de choreos es lo que vienen haciendo los neoliberales desde hace muchos años, pero de forma más ordenada, “prolija” y con buena prensa. Es una acumulación de capital propia del capitalismo que no me parece una novedad, lamentablemente.
-En otra nota, a propósito de la idea de capitalismo, dijiste que el de Cristina te parecía un capitalismo un tanto más distributivo y el actual un capitalismo al servicio del capital en sí mismo…
-Sí, pienso que entre los dos gobiernos hay más cosas en común de las que se plantean habitualmente, por ejemplo esto de un capitalismo de base (aunque se practica de una forma más descarnada ahora) creo que la acumulación de guita no es un vicio exclusivamente K, y creo que además de preocuparnos por tipos como Julio López, deberíamos preocuparnos por Macri, que es quien ostenta el poder formal hoy, diciendo “Pobreza Cero” mientras te suben las tarifas a un precio impagable para muchos usuarios, te matan con la inflación, no hay laburo y otros tantos problemas asociados íntimamente a la generación de pobreza, que ya no son digeribles con el argumento de la “pesada herencia”.
Por otro lado, noto que hay una suerte de estafa en decir que existe un diálogo con la gente porque cuanto más se habla de diálogo menos existe en lo concreto. Macri le habla a la clase media, como si la clase postergada no existiera.
Y el mensaje para la clase media es que va a tener menos guita y por lo tanto va a tener que cuidar lo que tiene. Y se soslaya que una herencia muy pesada fue la de la Alianza en 2001, cuyos funcionarios, están hoy en el gobierno actual: Morales, Melconian, Bulrich…
-Era de esperarse con esto que decís que en la nueva temporada del programa siguiera habiendo una postura política…
-Claro, uno está atravesado por la coyuntura del lugar en el que vive. Esa idiotez de Lopérfido de que los artistas no deben hablar de política es una barbaridad que, por otro lado, demuestra su ignorancia, en el mejor de los casos, ya que buena parte de la historia del arte está cruzada, invariablemente, por lo político.
En el programa hay una idea que sería algo así como la desilusión del capitalismo no humanista. (Risas) Creo que ya decidimos que lo deseable es que se construya de nuevo el muro de Berlín para terminar con esta idea de que el único perdedor de la historia es el comunismo (Risas).
-Pero el rock, y cierto humor procaz, no han sido desplazados, de hecho conviven muy bien con la política…
-¡Claro! Hay como una nueva derecha conformada por gente que fumaba porro, tomaba merca, compraba discos y leía algún librito en los 80, que hoy tiene un discurso y un accionar igual al de sus propias abuelas, pero con cierta máscara roquera y seudo culturosa. Son los cadáveres de los 80, tipos que se hacen como los desencantados de la izquierda ¡Como si el gobierno de Cristina hubiese sido de izquierda!
-Siempre hablás de la gente que hace el programa usás la palabra "banda" que no sólo alude al rock, sino a una suerte de cofradía. ¿Podrías laburar con alguien que esté en las antípodas de tu pensamiento?
-Para hacer este programa no, de ninguna manera. Para hacer cine o algún otro proyecto que no sea personal, no habría problema. Pero el programa es un proyecto colectivo que tiene un día a día en el que se producen muchas situaciones que tienen mucho de encuentro de amigos. Hacer el programa es encontrarse con amigos, para mí, y con los amigos, podés tener diferencias, pero no estar en las antípodas.
-Contá, para quien no vio la nueva temporada en TNT todavía, cuáles son algunas de las diferencias con lo que se pudo ver en Canal 7.
- Para empezar es un formato más breve, de media hora, cosa que a mí me encanta. Los videos ya no van a están porque fueron sustituidos por unos micros, también a cargo de el Griego Iconomidis, que cuentan historias de rock muy interesantes.
-¿Van a despedirse del ciclo este año?
-Yo lo pararía en vez de darle un fin, porque pararlo de golpe te da la sensación de haberlo, justamente, parado en vez de abandonarlo. Y le tengo terror al abandono (Risas)
-En la nueva temporada se burlan de la adoración por WhatsApp y antes habían hecho algo similar con Facebook. Están muy atentos a los ribetes cómicos de los nuevos usos y juguetes tecnológicos ¿Qué te parece la selfie?
-Un espejo tarado que te refleja tarde (Risas) La expresión épica, chistosa o sexy que pone la gente al hacérsela me da un poco de impresión, teniendo en cuenta que es un gesto preparado para uno mismo y no fruto de una situación que lo detone. Yo nunca me hice una, porque afortunadamente no estoy tan solo y siempre he podido decirle a alguien “sacame una foto, che” (Risas)