“Fue como si se abriese la tierra”

Tres argentinos cuentan cómo vivieron la odisea japonesa. Destacan la increíble fuerza del movimiento y la solidaridad de la población.

“Fue como si se abriese la tierra”

Hace cinco años Alberto Matsumoto, un argentino residente en Japón, fue a Tokio a ver una obra de tango cuando sintió un "fuerte temblor" que provocó "un ruido infernal”. Era “como si se estuviera abriendo la tierra", recordó por su parte Carlos Lauría, otro compatriota que también vivió el peor terremoto y tsunami del país asiático, que destruyó un millón de viviendas y cuyas víctimas mortales y desaparecidos se cifran en 19.000 personas.

"Cuando empezó el temblor había salido de bañarme y estaba en ropa interior, y parecía una película porque a un lado tenía la puerta de la calle para salir y hacia el otro la habitación donde estaba mi pantalón, y no sabía qué hacer", contó Juan Ríos, de 62 años y profesor de tango quien también es otro de los argentinos residentes en Japón que vivieron el terremoto calificado como el quinto más potente del mundo al alcanzar una magnitud de 9 en la escala Richter.

Alberto Matsumoto nació en la localidad bonaerense de Escobar hace 53 años y lleva casi 26 en la ciudad de Yokohama, a unos 30 kilómetros de Tokio, donde trabaja como profesor universitario y traductor judicial.

Contó que el día del terremoto había ido a la capital japonesa a ver un espectáculo de tango en Nakano Sun Plaza con capacidad para 2.000 espectadores, y cuando empezó el "fuerte temblor que duró bastante tiempo". Los artistas que eran argentinos "se asustaron mucho porque no estaban acostumbrados a esa situación", ya que en el país asiático es habitual que haya temblores de magnitud leve.

La obra fue suspendida y nadie resultó herido: "Inmediatamente anunciaron por los parlantes la situación del sismo y nos pidieron que permanezcamos en el asiento, luego salimos por las puertas de emergencia", recordó Matsumoto y agregó que "los edificios altos y delgados se movían como gomas de borrar".

“Todas las paradas de colectivos y taxi estaban llenas, pero muy organizados sin que se produzcan incidentes, y algunas tiendas grandes abrieron sus puertas para que la gente pueda ir al baño", destacó Matsumoto al tiempo que remarcó la "gran solidaridad" de la comunidad japonesa respecto del terremoto que causó daños que ascendieron a más de 200.000 millones de dólares.

Por su parte, Carlos Lauría, quien está hace 40 años en Japón y se fue a vivir allá por cuestiones laborales, recordó que lo que más le llamó la atención del terremoto fue el "ruido infernal, como si se estuviese abriendo la tierra", y asimismo señaló que los temblores lo hicieron caer y lastimarse la cadera. "Con la adrenalina me olvidé del dolor en ese momento, y la conclusión que saqué es la de aprender a estar en calma cuando hay que enfrentar situaciones de pánico", subrayó respecto del sismo y posterior tsunami que afectaron a 260 poblaciones costeras.

Después del 11 de marzo, "todos comenzamos a dormir con un casco y una mochila preparada para salir", explicó el hombre, ya que las réplicas duraron toda la noche y fueron muy intensas. No obstante, tanto él como Matsumoto y Ríos pudieron contar la historia, ya que el epicentro del terremoto tuvo lugar a una distancia alejada de sus residencias, pero que se sintió en todo el país por su fuerte magnitud.

"Se pudo saber posteriormente que en Tokio y otras localidades aledañas, donde están los edificios de 50 a 80 pisos, ninguno sufrió daños de gravedad", señaló Matsumoto en relación con la preparación de las construcciones japonesas para los episodios sísmicos.

Después del terremoto, "durante dos o tres meses la gente acá en Japón dejó de ir a los lugares de diversión, como cines o teatros, por la enorme tristeza que sentían", contó Juan Ríos, y agregó que esa situación también afectó a su academia Tango Real, que fundó en el 2000 en la capital nipona.

El sismo además causó que casi medio millón de personas tuvieran que vivir varios meses como evacuados, afirmó Matsumoto, y añadió que entre los daños mayores se encuentra el generado por la fuga radiactiva, por la afectación que provocó en una planta nuclear ubicada en la ciudad de Fukushima.

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