Una marea de gente se mueve en una y otra dirección en torno a la Plaza Italia, envueltos en el aroma de los platos típicos de las colectividades y en la música de los intérpretes en vivo sobre el escenario.
Mendocinos y turistas llevan en sus manos los tickets para comprar comida y bebida mientras van estudiando las opciones: o ya se decidieron y están degustando alguna exquisitez, de pie con las bandejas en la mano, o utilizando los mesones colocados sobre la calle. Ayer cerró la 30° edición de la Festa in Piazza, un festejo que nació en 1985 y que está incluido en el calendario vendimial.
Valeria y Gabriel, con la pequeña Pilar (2) en su cochecito, cuentan que van todos los años desde hace unos cinco y cumplen un ritual de degustación: empiezan con la pizza, siguen con la piadina, luego es el turno del chorizo al vino y terminan con la provoleta. "Las pastas no, porque no hay como las de mi mamá", cuenta él. Ella acota que si queda un poco de espacio prueban el tiramisú o lo compran para llevar. Una vez que aprovecharon para comer cuando todavía no hay tantas personas, disfrutan del espectáculo.
Rubí, sentada en una reposera plegable con su amiga Antonia, señala que su esposo Pepe es italiano y siempre elige la lasagna, mientras el resto -incluido Eduardo, el esposo de Antonia- va probando platos distintos cada año. La otra mujer comenta que no sólo disfrutan de la gastronomía sino también de los números artísticos y la música, que les trae hermosos recuerdos de su niñez, cuando a ella misma, descendiente de italianos, la hacían cantar algunos clásicos en el idioma de sus abuelos.
Cerca de las 20, la gente empezó a llegar a la plaza para tratar de encontrar un asiento para ubicarse cómodamente. Éste es el caso de Fernando y Marta, quienes encontraron un banco libre debajo de las glorietas cercanas a la fuente. Desde ese sitio escuchaban a los primeros artistas, haciendo un poco de tiempo hasta que salieran a recorrer los puestos para comer algo.
Dos de las opciones es el chorizo al vino blanco, que se hierve en esta bebida y se lo condimenta con ají dulce, y el chorizo a la pomarola. En ambos casos, detalla Verónica, de la comunidad piamontesa, se sirve entre panes. La mujer comentó que durante los tres días -la Festa in Piazza comenzó el martes- ha habido mucha gente, más que en otras ediciones.
Sin embargo, el puesto que mayor cantidad de personas atrae es el de la pizza calabresa, que estaba ubicado en la esquina de Montevideo y Perú. La cola llegaba a mitad de cuadra por esta última calle.
Claro que después de los platos salados, suelen atraer las opciones dulces. Uno de los clásicos son los canoli sicilianos: una masa crocante con vino marsala y cacao -como una especie de canelón- que se rellena con crema pastelera o ricota, a las que se añaden chispas de chocolate y azúcar impalpable. Silvina resalta que se vende mucho porque no se elabora en ninguna panadería, por lo que los fanáticos sólo pueden conseguirlos en marzo, en la plaza.
Etelvina está parada frente al puesto de la Asociación del Véneto esperando que lleguen los crostoli, el dulce típico del carnaval. La mujer bromea que se le acumulan los minutos de estacionamiento, pero no se mueve hasta que traen las anheladas bandejas. Luis explica que se prepara una masa con harina, manteca, huevo, azúcar, vino blanco y grapa, y luego se fríe.
Si bien muchos mendocinos esperan este tradicional festejo, también son numerosos los turistas que se acercan, como Beba y Cristina, de Jesús María (Córdoba). Las mujeres contaron que llegaron el miércoles para ver la Fiesta de la Vendimia el sábado y que ayer se enteraron de la Festa un Piazza cuando tomaron un city tour. Contagiadas del entusiasmo vendimial compartieron entre risas algunos rumores que escucharon de las soberanas. Dijeron que esperaban encontrarse con “Coco”, el amigo desde el servicio militar del esposo fallecido de una de ellas, a quien no ve desde hace 20 años.
La celebración nació en 1985, cuando un grupo de italianos organizó en la plaza "Italia en la Vendimia", un encuentro familiar que conjugó platos y música típicos. Los puestos eran pequeños. Con el tiempo, el festejo creció y se convirtió en una tradición.