Jorge Sosa: “Esto es lo máximo que me pueden dar”

Enamorado de esta tierra adoptiva, difusor de su cultura, sus paisajes y su gente, Jorge Sosa será nombrado el miércoles Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Mendoza. Aquí, un repaso por la vida del monologuista que escarba las raíces de la mendocinidad

Jorge Sosa: “Esto es lo máximo que me pueden dar”
Jorge Sosa: “Esto es lo máximo que me pueden dar”

Basta revisar el currículum de de Jorge Sosa y la observación decanta por acumulación de evidencias: hombre de radio, escritor de cuentos, novelas, crónicas de viaje, artículos, canciones, monologuista de TV, conversador nato, observador compulsivo y fan de esta tierra, suya por adopción.

"Elegí este territorio. Me enamoré de él. Me comprometí. Creo que Mendoza es una provincia única", asegura con la mirada del que sabe que aquí ha disfrutado mucho más que del vino y las montañas.

Ahora que la Ciudad lo nombra "Ciudadano Ilustre" (el miércoles a las 20 en la Nave Cultural), su orgullo desborda el triple. "¿Qué te puedo decir? No lo esperaba. Esto es lo máximo que me pueden dar.

Cobran sentido cada uno de los pasos que hemos dado. Aparte hay muy pocos Ciudadanos Ilustres en Mendoza; que yo sepa, Pocho Sosa, Rodolfo Braceli...No recuerdo quién más. Pero lo que nos parece realmente interesante es que este nombramiento se haga todos los años, para que el evento convoque a todo el ambiente cultural".

- Eso. Al parecer, más allá del acto oficial, tu nombramiento tiene las características de una reunión de amigos


- ¡Esa es la idea! Va a venir Coqui Sosa de Córdoba, Doña Jovita, Rodolfo Braceli. Uf, es una lista grande. Y vamos a hacer la "Serenata al amigo".
Costumbre cuyana si las hay, la serenata es tan valiosa como el diploma. O más. Homenaje cantado, resume los años de tonadas, encuentros, luchas, amores.

- Hablando de los grandes momentos de tu vida ¿Cuáles han sido los fundamentales para tu carrera?

- ¡Uh! Tantos...En principio todo lo que tiene que ver con la comunicación y el arte. Los tiempos de Radio Nihuil, con un equipo que marcó acá la historia de la radio.

Se acuerda de ese programa trasnochado que empezó a salir al aire en el 1976, "Los Habitantes de la Noche", pero también de ese otro programa en la mañana de Nihuil, donde se descubrió haciendo humor, imaginando sketches y tipeando monólogos.  "Después la gráfica, claro, donde también me pude desarrollar como escritor", dice.

- ¿Escribís muchas horas diarias?

- Diez horas.

Cuenta que no sólo hace programas radiales, monólogos o aguafuertes para Diario Los Andes. Tiene, entre sus inéditos, dos libros de poemas, un cuento infantil, una crónica de viajes (la del que hizo sobre el Qhapaq Ñan, llamado "Viaje al Nacimiento de Las Nubes") y una novela cuyo personaje central es su madre.

- ¿Cuál es la historia de tu mamá?

- Mi vieja tuvo que hacerse cargo de dos familias.

Sintetiza. Porque enseguida se pone a hablar de lo complicado que es publicar libros acá, con la escasez de editoriales y, salvo los premios, los costos que debe afrontar el autor.

Como sea, él ya tiene 15 libros publicados y muchos textos que giran en torno a su tema favorito: los mendocinos.

- ¿Cuál es tu visión de la "mendocinidad"?

- El mendocino es un ser muy especial. En principio, es un luchador. Y la lucha es nada menos que contra el desierto. Además, acá nació la libertad de tres países, no de tres como dice el versito. ¡De siete! ¿Qué otra provincia puede decir eso?

- Hablamos de la libertad, pero también se dice que el mendocino es conservador.

- Eso porque es montañés. Es reservado. Cree mucho en Dios. Pero yo disfruto de esa parquedad. Se sabe que el público mendocino es el más difícil. ¡Preguntále a los artistas de Buenos Aires! Si lográs seducir al público mendocino, podés ganarte al de cualquier lugar.

Nacido en un pueblo santafesino, criado en una casa con cuatro hermanos, a los 18 Jorge tuvo que mirar la brújula y decidir hacia dónde ir.

Alguien le comentó de Ingeniería en Petróleo y, como quería estudiar, se vino primero a San Juan y después a Mendoza. Pero, poco a poco, fue absorbido más por la actividad cultural mendocina que por la gasolina. Ya escribía. Es que en su familia todos lo hacían. Pero, más allá de que dejó la carrera y se concentró en la comunicación, su mayor credencial le llegó como letrista de canciones.

"Otoño en Mendoza" - recuerda- la escribió de un tirón. Dos años después, en el '78, Damián Sánchez la convirtió en la tonada más famosa de esta tierra y más allá.  "¡Si hasta en una encuesta del Diario Los Andes fue elegida como la canción mendocina del siglo!".

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