Por Thomas L. Friedman - Servicio de noticias The New York Times - © 2015
Habiendo observado todos los debates y visto a toda esta gente postulándose para presidente, no puedo reprimir el pensamiento de, ¿por qué habría alguien de querer este empleo ahora? ¿Se dan cuenta ustedes de lo que está ocurriendo allá afuera? El cabello de Barack Obama no ha encanecido anticipadamente por nada.
Quiero decir, está muy bien el Air Force One, pero viene con Afganistán, ISIS y la Delegación Republicana de Libertad; eso sin mencionar a mucha gente, lugares y cosas que se malogran al mismo tiempo.
Consideremos el artículo noticioso más aterrador de este año. El viernes pasado, el diario The Washington Post publicó que “el Departamento de Justicia entabló cargos en contra de un hacker en Malasia por robo de datos personales de miembros de las fuerzas armadas de EEUU y habérselos transmitido al grupo terrorista Estado Islámico, que exhortó a partidarios en línea a atacarlos”.
El artículo explicaba que en junio, Ardit Ferizi, el líder de un grupo de piratas informáticos de origen albanés, de Kosovo, que se hacen llamar Kosova Hackers Security, “se infiltró en un servidor usado por una empresa estadounidense de ventas al menudeo en línea” y “obtuvo datos de aproximadamente 100.000 personas”.
Ferizi, dijo, “es acusado de transmitir los datos a Junaid Hussain, miembro de Estado Islámico y ciudadano británico, quien publicó en agosto ligas en Twitter a los nombres, direcciones de correo electrónico, contraseñas, ubicaciones y números telefónicos de 1.351 integrantes del personal militar y otras dependencias del gobierno de EEUU. Él incluyó una advertencia en el sentido que ‘¡soldados de Estado Islámico atacarán sus cuellos en su propia tierras’”! Agentes del FBI rastrearon a Ferizi “hasta una computadora con dirección de internet en Malasia”, donde fue arrestado. En el ínterin, Hussain fue muerto por un dron estadounidense en Siria.
¡Guau!, un hacker albanés en Malasia colaborando con un yihadista de ISIS por Twitter para intimidar a soldados estadounidense en línea... ¡antes de que nosotros matáramos al yihadista con un dron!
Bienvenidos al futuro de la guerra: superpotencias versus hombres enojados súper empoderados; y un equipo de relevos de cibercriminales y ciberterroristas. Todos ellos son un producto derivado de un profundo punto de inflexión impulsado por la tecnología que recibirá al próximo presidente y hará que los presentes debates parezcan risiblemente obsoletos en cuatro años.
Yo nací en la era de la Guerra Fría. Era una época peligrosa con dos superpotencias con armas nucleares, cada cual apuntando un arma a la cabeza de la otra, y la doctrina de “destrucción mutuamente asegurada” mantenía bajo control a ambas. Sin embargo, sabemos que los dictadores que tanto Estados Unidos como Rusia apuntalaron en Oriente Medio y África suprimieron volcánicos conflictos de tipo sectario.
Las primeras décadas de la era posterior a la Guerra Fría fueron tiempos de relativa estabilidad. Dictadores en Europa Oriental y América Latina dieron paso a gobiernos elegidos por la vía democrática y mercados libres. Boris Yeltsin de Rusia nunca desafió la expansión de la OTAN, e internet y cadenas globales de abasto generaron un aumento de rentabilidad y un descenso en el costo de la mano de obra y bienes.
Las tasas de interés eran bajas, y si bien descendió el ingreso de hombres sin diplomas universitarios, fue enmascarado por los crecientes precios de viviendas, hipotecas de las llamadas subprime o basura, crédito fácil, caída de impuestos y mujeres sumándose a la fuerza laboral, así que los ingresos de muchos hogares siguieron aumentando.
“Hasta el año 2000, más de 95 por ciento de la siguiente generación estaba en mejores condiciones que la generación anterior”, dijo Richard Dobbs, uno de los directores del McKinsey Global Institute. Por tanto, aun cuando los ricos se estaban enriqueciendo más que aquellos más abajo en la escala de ingresos, “eso no conducía a agitación política porque el medio también estaba saliendo adelante” y estaba seguro de que sería más rico que sus padres.
Pero, en la última década, entramos a la era de post-post-Guerra Fría. La combinación de presiones tecnológicas, económicas y climáticas literalmente está volando la tapa de estados-nación en Oriente Medio y África, desatando conflictos sectarios que ningún dictador puede reprimir. Los tipos malos están súper empoderándose y la “mutua destrucción asegurada” con ISIS no es un disuasivo sino una invitación al paraíso.
Hay robots ordeñando vacas y la computadora Watson de IBM puede ganarle a usted en “Jeopardy!” y a su médico en radiología, así que cada empleo aceptable requiere de más habilidades técnicas y sociales... y aprendizaje continuo. En Occidente, un número menor de personas jóvenes, con miles de millones de dólares en deudas de cuotas universitarias, tendrán que pagar el Medicare y Seguro Social para los baby boomers (generación de la posguerra) que ahora se retiran, quienes estarán viviendo más tiempo.
“Dobbs argumenta: “Repentinamente, el número de personas que no cree que estará en mejor situación que sus padres va de cero a 25 por ciento o más”.
Cuando se está progresando, se cree en el sistema; no importa quién sea milmillonario, porque la propia vida está mejorando. Pero cuando dejas de progresar, agregó Dobbs, puedes “perder la fe en el sistema; ya sea que eso sea globalización, libre comercio, subcontratación internacional, inmigración, republicanos tradicionales o demócratas tradicionales. Debido a que de una u otra forma, ellos pueden ser percibidos como gente que no está trabajando para usted”.
Y es por eso que Donald Trump está teniendo resonancia en Estados Unidos, Marine Le Pen en Francia, el califa ISIS en el mundo árabe y Vladimir Putin en Rusia. Todos ellos prometen traer de vuelta las certezas y prosperidad de las eras de la Guerra Fría o la post-Guerra Fría... echando por tierra las élites tradicionales que nos llevaron a este punto y mediante la construcción de muros en contra del cambio y en contra de los hombres iracundos súper empoderados. Ellos son profetas falsos en su totalidad, pero la tormenta que prometen contener es muy real.