Estamos asistiendo a cambios climáticos y ambientales que van modificando el modo de vida y los ecosistemas debido a la sobreexplotación de los recursos naturales medidos por su obtención transformación y contaminación. Sobre esta afirmación podría haber alguien que llamara crisis a este proceso o simplemente pensar que es un momento de transición, pero lo que nadie puede decir es que nada pasa.
Este proceso dinámico se debe, según los científicos del IPCC (Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, según sus siglas en inglés), a la acción del hombre.
Aunque esta afirmación no es compartida totalmente por el mundo científico y menos en algunos niveles políticos. En cambio, no es indiferente en el ámbito corporativo, que ya empieza a preocuparse por cómo impactará este proceso a sus objetivos de lucro y también a los Estados en el logro de sus PBI.
El profesor Jeffrey Sachs define claramente los desafíos del desarrollo en el contexto descripto en cuatro puntos, en los que los Estados interesados deberían comprometerse a trabajar desde ya y en los próximos años:
a) Preservación del medio ambiente. Cada uno de nosotros es responsable por el cuidado de los recursos naturales y uno de los principales es el agua. El agua apta para el consumo de la vida en la Tierra está distribuida de cualquier manera en el planeta y por eso, tiene un proceso costoso por la necesidad de transportarla, analizarla, purificarla y colocarla en las redes de distribución.
Sin embargo una buena parte se pierde por el mal uso, por la merma en su distribución, por el desperdicio y por la contaminación que no es eficazmente controlada por los Estados. El agua está en los ríos, en las entrañas de la tierra y en los glaciares, y la única posibilidad de renovación es la lluvia o la nieve que ahora están siendo alteradas en su frecuencia y volumen por el cambio climático.
La calidad del aire que respiramos sufre efectos similares, lo mismo que los suelos, que nos permiten vivir y alimentarnos, que deben soportar la degradación del sobreuso y la desertización.
b) Estabilización de la población mundial. El crecimiento de la población mundial en el último siglo ha desequilibrado el abastecimiento de agua potable. A mayor población mayor consumo, a través de la producción de alimentos y de productos industriales.
La construcción de infraestructura para dar cobijo y confort a más gente disminuye las áreas agricologanaderas y presiona sobre los bosques para producir más alimentos. Consecuentemente disminuye la capacidad pulmonar del planeta y aumenta la polución por mayor cantidad de seres vivientes.
c) Reducción de la brecha entre ricos y pobres. Las 400 personas más ricas del mundo poseen hoy una riqueza equivalente al 40% de la humanidad y esa situación no es una excepción en América Latina. La preocupación es que la tendencia no es favorable al equilibrio en los próximos años.
En general se considera, al menos en nuestra región, que la base de esta desigualdad radica en la exclusión del sistema educativo ya sea por inacción de algunos gobiernos, por falta de controles adecuados en otros o por la presión de la pobreza que fomenta la deserción escolar.
d) Fin a la pobreza extrema. La pobreza también forma parte de la crisis ambiental desde la propia carencia de recursos económicos y culturales para evitar procesos de deterioro que afectan el equilibrio ecológico. Representa riesgo importante de enfermedades infecciosas de rápida difusión entre las poblaciones.
Los asentamientos más pobres de la Tierra se establecen en zonas de riesgo, costas de ríos o mares, laderas de montañas o en zonas bajas e inundables donde es muy difícil crear centros de protección. Allí los riesgos son inmensos, por eso, cada evento climático importante castiga más fuerte a esas poblaciones.
Estas son las condiciones en que vive el mundo subdesarrollado y parte en desarrollo y son pocas las respuestas sociales que pueden esperarse de parte de los gobiernos ante requerimientos medioambientales. Al no haber políticas de prevención generalizadas ellas se reducen a la evacuación y la ayuda solidaria.
Ninguna de estas propuestas son imposibles de alcanzar, de hecho algunos países gozan ya de estas condiciones de vida, merced a esfuerzos bien dirigidos y también a administraciones eficientes. Tal vez lo más difícil de esta propuesta sea aplicar globalmente esta forma de administrar.
Para finalizar, podríamos agregar a las propuestas de Sachs dos condiciones complementarias que ayudarían a entender mejor esta problemática.
- Profundizar el conocimiento de la complejidad ambiental para que nos ayude a tomar conciencia del respeto por la vida actual y futura del planeta.
- Sensibilizar a los que más tienen para que con su ayuda financiera y tecnológica se pueda mitigar los efectos del deterioro.
Todo esto sería válido si el mundo percibiera que estamos en problemas. En ese caso renacerán nuestras esperanzas de tener un mundo económica y ambientalmente sustentable.