“En ‘Dos disparos’, el humor va ganando terreno de a poco”

Charla con Martín Retjman, a propósito de “Dos disparos”, su nueva película. Dice que su última película bien puede ser tomada como una comedia. Se exhibe en Cine Universidad.

“En ‘Dos disparos’, el humor va ganando terreno  de a poco”
“En ‘Dos disparos’, el humor va ganando terreno de a poco”

Protagonizada por Benjamín Coelho, Camila Fabbri, Susana Pampín y Fabián Arenillas, entre otros, y musicalizada por el mendocino Diego Vainer, “Dos disparos” marca el esperado regreso de Martín Retjman a la gran pantalla (en cartelera en Teatro Universidad, Lavalle 77).

Otra vez, el director y escritor, entrega una película que parece ajena a los mandatos de ese cine argentino que a veces se parece tanto a la televisión, a ese cine que trata de tocar temas supuestamente sensibles para el gran público, que quiere ser convincente, que busca generar empatía a toda costa.

Calificada por él mismo como su obra más digresiva (hay una mayor cantidad de personajes e historias que en sus largos anteriores, “Rapado”, “Silvia Prieto” y “Los guantes mágicos”) es difícil de encasillar dentro de un género. Con una buena parte filmada en la localidad de Ituzaingó, y algunas escenas en la Costa Atlántica, la película da a conocer una gran cantidad de personajes, con historias propias que no convergen. Hay drama y humor, ambos en términos retjmanianos, sin apelar a grandilocuencias, sino más bien todo lo contrario. Tampoco se la puede inscribir dentro de un “tipo” determinado de filme: es inútil hablar de “comercial” o “independiente” en el caso de Retjman, como es inútil compararlo con otros directores de su generación o de las generaciones a las que inspiró. Podría ser que la única comparación legítima para hacer con él como autor, es con él mismo.

En el marco de una serie de viajes para presentar la película, el día del estreno en Buenos Aires, conversó con Los Andes, un rato antes de subirse a un avión.

-Quien sigue tu trabajo nota que siempre hay un paralelo entre tus libros y tus películas. ¿Por dónde pasaría ese paralelo en el caso de "Dos disparos" y "Tres cuentos", tu último libro, presentado el año pasado?

-Creo que hay un espíritu expansivo y digresivo en ambos. Mayor cantidad de personajes, más historias, caminos que se bifurcan.

-La película no tiene un final ortodoxo, y la acción se va desarrollando de manera más expansiva que en tus películas anteriores. ¿Por qué?

-No hay un motivo. Es la forma en que fue saliendo el guión de la película. Con respecto al final, no quería cerrar la historia de la familia con la escena de Mariano nadando en la pileta, tenía que seguir de alguna manera para que no se convierta justamente en eso, un final cerrado. En una película con tantas historias no me parecía bien terminar cerrando la principal.

-¿Podríamos decir que es una comedia o sería exagerar?

-No creo que sea exagerar. No sé bien cuál es definición precisa de comedia. “Dos disparos” es una película que empieza con una situación dramática pero el humor de a poco va ganando terreno y se instala. Sin embargo, creo que nunca podemos dejar de lado ese principio, en algún lugar de la percepción del espectador supongo que persiste la memoria de los dos tiros que se pega Mariano.

-¿Cómo elegiste a los actores? Con algunos habías trabajado antes ¿ no?

-Escribí el personaje de Susana para Susana Pampín, con quien trabajé en “Silvia Prieto” y en “Los guantes mágicos”. El otro actor con quien ya trabajé es Fabián Arenillas. En un principio busqué otros actores para el personaje de Arturo, hasta que decidí llamarlo a Fabián para que lea algunos de los textos del personaje.

Apenas empezó a leer todos los que estábamos en la sala de casting nos miramos y supimos que no había que seguir buscando. Los demás actores los elegimos en un casting muy largo, tuve tres etapas en el casting, la primera a cargo de Javier Braier, la segunda a cargo de Iair Said y Katia szechtman, la tercera, María Laura Berch.

-La música la hizo el mendocino Diego Vainer…

-Sí, ya trabajé con él en “Los Guantes mágicos”.

-¿Cómo trabajaron en este caso?

-Trabajamos juntos, él primero por su cuenta, después nos reunimos, seguimos trabajando. Me encanta trabajar con él, es la persona más obsesiva y meticulosa que conozco en el buen sentido. Sé que se va a preocupar tanto o más que yo para que las cosas salgan bien. Es súper talentoso como músico y puede desde supervisar la música antigua del cuarteto de flautas, coordinar y dirigir los ensayos, hasta hacer música de discoteca, un tema death metal, todo.

Durante los últimos años, Retjman dirigió “Copacabana” un documental sobre la fiesta boliviana homónima que tiene, entre otros, el mérito de no haber sido hecho como un documental tradicional pero cumpliendo con todo lo que un buen documental debe tener. También codirigió, junto al dramaturgo Federico León, “Entrenamiento elemental para actores”, un telefilme (que incomprensiblemente nunca llegó a la tele, pero sí a festivales nacionales y del exterior) protagonizado por Arenillas.

Más tarde, se publicó un libro con el mismo título prologado por Alan Pauls, en el que se pasó al papel aquello que se había llevado a la pantalla. Los libros y las películas de Retjman no deberían pensarse por separado. Así como en “Dos disparos” y “Tres cuentos” hay elementos comunes con historias que podrían abrirse indefinidamente, “Silvia Prieto” y “Velcro y yo” (estrenados en la misma época) tienen protagonistas más claros y climas similares.

-Escribís y dirigís cine ¿Con qué actitud te plantás hacer cada cosa? ¿Qué disfrute particular encontrás en cada una, y cuáles son los bemoles?

-Cambia la actitud, la escritura termina ahí, dirigir cine es un proceso más complejo, sobre todo porque escribo mis propios guiones, así que parte de la puesta en escena está implícita en la escritura del guión. Del cine disfruto sobre todo de la última etapa, la mezcla de sonido, en el resto del camino estoy demasiado ocupado como para darme cuenta si disfruto o no, demasiadas preocupaciones, sobre todo en “Dos disparos” con tantos grupos de actores y de historias diferentes. Siempre creo que las cosas podrían hacerse mejor, así que estoy completamente inmerso en esa idea.

En la literatura todo empieza y termina en el mismo lugar, y disfruto del momento en el que las cosas empiezan a tener sentido, cuando los apuntes y las escenas empiezan a formar una trama. Pero por sobre todas las cosas disfruto del momento en que algo me hace gracia cuando escribo o filmo.

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