Son gotas de bendición. Las que caen del cielo y también las lágrimas que derraman cada uno de esos gladiadores que no pueden creer lo que están viviendo. “¡El Fraile ya salió campeón, el Fraile ya salió campeón, se los dedicamos’ a todos...”!, cantan mientras saltan abrazados en el centro del campo de juego del estadio Padre Gagliardi. Como hace menos de seis meses en la Primera B, el título lo puso el Fraile.
Con un grupo cuyo bastión infranqueable fue haber logrado generar el más genuino sentido de pertenencia, Beltrán lo había conseguido una vez más. La operación triunfo estaba consumada. La escalera a la fama estaba ascendida peldaño a peldaño. El camino a la gloria se había andado y desandado hasta llegar al final de la senda. Senda triunfal, nada menos.
Si sos beltranino, metete en la piel de cada uno de jugadores y hacé la que quieras. Limpiale las lágrimas a Néstor Latara y al Facha Ramos. Sacale las vendas a Federico Labra. Agradecele al cuerpo técnico (en especial al profesor Rubén Socías). Subite al travesaño con el Negro Barrios, el Enano Castro, Hernán Ortega, Gastón González y Kevin Garro. Volvete a Beltrán en caravana cantando 20 kilómetros y gastando las cuerdas vocales a más no poder.
Comulgá cantos con esos pibes del camión a punto de explotar, de esa camioneta que se mueve para todos lados... No parés de gritar el gol de Maxi Navarro, el de Lucas Páez y el golazo del Bebo Alarcón. Grabalo, viejo, guardalo en tu retina porque es histórico...
¡Sos beltranino de pura cepa y papá por primera vez! Ahora disfrazate de héroe, como lo hicieron esos jugadores que se quedaron a festejar en la cancha y se volvieron juntos en el mini bus para seguir la fiesta en el pueblo.
¡Cómo madrugó a todos Maxi Navarro empujándola al gol (¿en offside?) a los seis minutos! ¡Cómo se animó el Negro Navarro a hacer un surco por el andarivel derecho y servirle el segundo al pibe Lucas Páez, el goleador del Fraile con siete tantos en el torneo! ¡Cómo la mandó a guardar el Bebo Alarcón en el tercero.
Abrazate con todos, como en cada grito de gol del Tricolor. Y ya está. Se lo merecen, viejo. A disfrutarlo, beltranino.
