“Ya estoy cansado de comer mierda”
Con esa frase, Javier Mascherano mostró ser el capitán sin cinta que tiene la selección Argentina. Con esa frase se sacó todo lo que tenía guardado, todo lo que había sufrido en los mundiales anteriores cuando nuestra selección se volvió sin nada, sólo con lágrimas en los ojos.
Por eso no dejó de mirarlo nunca a Robben, por eso no se comió el amague y por eso llegó a un cruce que vale una final mundialista. Pero también jugó un partido y se bancó un cabezazo que a cualquiera le hubiera valido el cambio, pero el no, el "Jefecito" no podía permitirse quedarse en otro puerta más y por eso se levantó, siguió corriendo y se bancó los calambres.
Tras la definición del partido, Mascherano habló con los medios y se mostró tan emocionado que no podía contener las lágrimas y contó cual fue el mensaje que tuvo todo el equipo: "Estamos ante el partido de nuestras vidas. Disfrutemos porque esto pasa una vez en la vida."
Como buen referente no se olvidó de nadie, ni de los que están ni de los que participaron en este proceso: "Somos los 23 (jugadores), el cuerpo técnico... somos todos. Este equipo nació en Barranquilla (Eliminatorias 2012)... hay muchos jugadores que no están pero están en nuestras cabezas. Esto es de ellos también".
Sobre el partido"Jugamos un partido brillante, no teniendo miedo a nada sabiendo lo que nos jugábamos."
Sobre la final, el "Jefecito" sólo se limitó a asegurar que dejarán todo en la cancha: "Ojalá podamos coronarlo el domingo; más allá del resultado, no tengo palabras de lo orgulloso que estoy con la humildad y el sacrificio. El objetivo era estar en la final", finalizó.
