Desde ayer, la cultura mendocina está de luto. Por la mañana falleció Marcelo Rosas, director de la Fiesta de la Vendimia 2015, luego de dos años de luchar contra un cáncer que sin embargo no logró restarle entusiasmo por los proyectos. Por eso, aunque no pudo concretarlo, al menos había logrado acariciar su sueño de dirigir un Acto Central.
Sus colegas, el ambiente artístico y quienes no pertenecen a él lo despiden con dolor y respeto (ver aparte), y reconocen en este hombre de 40 años a un exponente del baile folclórico y el tango local.
Había sido diagnosticado hace dos años y pese a que siguió trabajando con el mismo ahínco que siempre lo caracterizó, el último tiempo su salud se había deteriorado demasiado. Tanto fue así que recibió la noticia de su elección como director de la próxima Vendimia en un hospital.
Los últimos días había sido internado nuevamente y ayer falleció en la Clínica del Sol de su Rivadavia natal.
“Postales de un oasis que late, paisajes de Mendoza” es el nombre de la Fiesta, que seguirá con el mismo equipo artístico, gestado con su impronta y seguramente cargado de emotividad por su recuerdo.
Ahora, Rosas vive en la memoria de quienes lo conocieron y en la voz de ellos -recogida por Los Andes- se describe una vida signada por la pasión por el baile, su carisma y la dedicación.
El don de la danza
Para Silvia Manzur, amiga de su madre y que lo conoció desde muy pequeño, Marcelo tenía “el don de la danza”, con el cual era muy generoso ya que enseñó a muchas personas. Lo describió como “un ser humano excepcional, muy carismático, cariñoso y solidario, siempre dispuesto a ayudar”. También como un buen hijo, hermano y amigo.
Siempre tuvo claro que lo quería era bailar, según coinciden todos los que compartieron con él su infancia y adolescencia.
Desde muy chiquito Marcelo se involucró en el universo de la danza. A los 7 años se inscribió en la Escuela Artística de Rivadavia dirigida por Ángel Giménez, quien luego inauguró en San Martín la reconocida escuela municipal de danzas Raíces Huarpes. Y se lo llevó para formar parte del equipo, por lo que todas las semanas viajaba a este departamento para practicar.
Javier Giménez fue su amigo y compañero desde los 4 años: “Teníamos las sinvergüenzadas de todos los chicos y hacíamos rabiar al profe Giménez”, recordó. Y agregó: “Siempre estaba en todos los detalles, no le daba lo mismo hacer una cosa u otra porque era muy perfeccionista y aportaba mucho. Como profesor era excelente y muy recto”.
De su mentor aprendieron a dar lo mejor porque el público se lo merecía, a dejar todo en el escenario y hacerlo con amor.
Su amiga Laura también lo conoció a esa edad en el grupo de danza y los años se encargaron de mantenerlos juntos, en una amistad de esas "de toda la vida".
Con el grupo compartieron muchos viajes y experiencias y en 1988, con 14 años, lograron un premio en Cosquín con el conjunto de danza Tradicional, en su primera presentación en ese certamen.
Unos años después, en 1996, Rosas lograría un segundo galardón sobre el mismo escenario, esta vez con una cueca que bailó con Lorena Romero, quien fue su esposa aunque luego se separaron.
“Cuando terminó el secundario le dijo al papá que solo quería bailar y se fue a Buenos Aires a estudiar, pero pudieron más el terruño y los afectos y aunque tuvo oportunidad de desarrollarse más, finalmente se volvió”, contó Laura. En la Capital Federal hizo una licenciatura en Danzas Folclóricas y Tango.
Su vida transcurrió entre Rivadavia, Junín y San Martín. En el segundo departamento es donde más se desempeñó profesionalmente ya que allí fundó el ballet Huenei, que aún funciona y con el cual obtuvo muchos premios.
Participó de varias Vendimias en el Este como bailarín y coreógrafo y de 14 centrales como bailarín, pero siempre haciendo sus aportes a la dirección.
Su nexo con la Fiesta Mayor fue el reconocido Pedro Marabini, que siempre lo llevó de la mano y quien lo recordó con profunda emoción.
“Es muy difícil despedir a alguien que se va antes que nosotros, especialmente cuando uno es mayor y se trata de alguien tan querido por todos. Soy padrino de su ballet y sus proyectos, lo conozco hace 27 años. Ha sido un tipo muy alegre con una vida muy fecunda y merece mucho respeto de sus pares. El mundo de la danza está de duelo, no sólo el local”, manifestó acongojado.
Marabini mencionó que en algún momento recibió el Premio Los Andes que otorgaba este diario y que siempre hacía aportes e intercambiaba ideas en cada iniciativa.
Fue jurado en eventos, parte del ballet de danzas de la Municipalidad de Capital y director de actos como el del centenario del Cerro de la Gloria. También se desempeñó como profesor en la Escuela Artística de Rivadavia, de la cual su amigo Javier era el director.
Además, llegó a ser subdirector de Cultura de la Municipalidad de Junín. Su amiga y compañera en ese ámbito, Gabriela Ferrigno, contó que se desempeñó allí hasta agosto pero por su enfermedad debió dejar el cargo. “Le hicieron un cambio de funciones y pasó a ser asesor del intendente.
Su último evento grande fue un megafestival del Día del Niño el 18 de agosto”. Ella destacó que “lo que más le gustaba era el trabajo, que lo liberaba de todo lo que estaba viviendo”.
Era pareja, desde hace años, de Claudia Sosa, coreógrafa que estará a cargo de esta área en la próxima Vendimia. Estaban por casarse cuando se enteraron de la enfermedad.
Quién dirigirá la Fiesta
Tras la muerte de Marcelo Rosas, Sonya Sejanovich será la coordinadora del equipo de Vendimia y la encargada de plasmar sobre el Frank Romero Day las ideas y los sueños que Rosas imaginó para “Postales de un oasis que late, paisajes de Mendoza”. Así, lo confirmó la ministra de Cultura, Marizul Ibáñez.
Sejanovich era la asistente de dirección y brazo derecho de Rosas, por lo que automáticamente tras su fallecimiento ella ocupará su lugar para dirigir el Acto Central y las tres noches de repetición de la Vendimia, en marzo de 2015.
El 23 de octubre pasado, cuando en el Le Parc se anunció formalmente al equipo ganador, Marcelo Rosas estaba internado. Así que fue Sejanovich la encargada de contar detalles de “Postales...”: “La trama va a girar en torno a lo cotidiano, a las cosas que los mendocinos, los turistas y todos los seres humanos tenemos en nosotros y a su alrededor, en el entorno”.