“Él me dijo: ‘No vine a hacerte daño, quiero matarte’”

Laura Girala fue golpeada por su ex pareja, Sergio Sosa, la madrugada del 31 de diciembre de 2012. Su relato desgarrador durante el primer juicio por intento de femicidio en Mendoza.

“Él me dijo: ‘No vine a hacerte daño, quiero matarte’”
“Él me dijo: ‘No vine a hacerte daño, quiero matarte’”

En la segunda jornada del juicio por tentativa de homicidio agravado (el agravante es tentativa de femicidio y se aplica por primera vez en la provincia) contra el bailarín de tangos Sergio Sosa, quien la madrugada del 31 de diciembre de 2012 golpeó ferozmente a su ex pareja, la comerciante sanrafaelina Laura Girala, llegó el turno de declarar de la mujer.

Girala, de 41 años, detalló algunos de los momentos que vivió con su ex pareja, Sosa, en especial cuando ella quiso dar fin a la relación. El testimonio se dividió en dos hechos: la denuncia policial realizada por ella la tarde del 29 de diciembre de 2012 por amenazas, y la madrugada del 31 de diciembre, cuando fue sorprendida en el patio de su casa por su ex pareja, quien le propinó una paliza.

Por momentos entre sollozos, Girala contó cómo fue esa relación que duró dos años. Relató que ella le pagó el pasaje de colectivo para que volviera a San Rafael cuando el bailarín se quedó sin trabajo y sin lugar donde quedarse en Buenos Aires. Además, describió también otros momentos en los que fue víctima de violencia física por parte de Sosa, y las situaciones que la llevaron a decidir terminar la relación unos tres o cuatro meses antes de la terrible golpiza. Girala reconoció haber estado enamorada de Sosa, quien en varias oportunidades admitió ser “un monstruo que no se podía contener”.

Señaló cómo las amenazas vividas el 29 de diciembre en su local comercial, donde entre otras cosas el hombre le dijo “estoy más loco de lo que vos creés, esto no va a terminar acá” mientras forcejeaban y le impedía salir del comercio, la llevaron a hacer por primera vez la denuncia en la comisaría, donde pidió que Sosa no pudiera acercarse a ella.

Cuando Girala comenzó a relatar lo que ocurrió el 31 de diciembre de 2012, alrededor de la 1.30, los sollozos entrecortaron sus palabras. Contó que esa tarde la pasó en la casa de una amiga y que regresó pasada la medianoche, acompañada por un amigo de apellido Molto que la escoltó en su auto hasta la casa y esperó que ella entrara.

Fue entonces cuando se desató el horror. Girala, tras cerrar el portón, caminó hacia una puerta de rejas a unos pocos metros donde fue sorprendida por Sosa. “Sentí un escalofrío en la espalda y me di vuelta. Sergio apareció de entre los dos autos con un palo de leña en alto. Lo reconocí y alcancé a decir: ‘¿Qué hacés acá?’ y me dio el palazo en la cara”, dijo señalando el pómulo izquierdo. Según la mujer, si no se hubiera dado vuelta el golpe en la cabeza hubiera sido definitivo.

El relato continuó con la voz entrecortada. “En el piso me siguió pegando con el palo y me decía: ‘No vine a hacerte daño; quiero matarte’”, dijo Girala ante una sala de debate colmada y en un silencio que sólo fue interrumpido por un celular con un tango como timbre, propiedad de uno de los abogados defensores, Rufino Troyano.

Los gritos alertaron a una vecina quien dio aviso a la policía mientras desde el otro lado de la pared vociferaba pidiendo ayuda. Fue cuando el agresor se dio a la fuga y recién se entregó a la Justicia dos días después.

Girala afirmó que la relación había terminado unos tres o cuatro meses antes, y que había hecho terapia psicológica para poder terminar con ese lazo. Actualmente la comerciante continúa en tratamiento desde la noche de la golpiza, ya que por mucho tiempo no pudo regresar a su casa y recién en abril volvió a trabajar.

Debido a los golpes recibidos en la cara, cabeza, brazos y manos, Girala padeció de trastorno de equilibrio -vértigo postraumático- dolores de cabeza, problemas de vista, entre otras cosas.

El debate tiene lugar en la Primera Cámara del Crimen compuesta por los jueces Julio Bittar, Ariel Hernández y Rodolfo Lúquez. El fiscal es Norberto Jamsech. La querella está a cargo del doctor Tíndaro Fernández y, en la defensa, Rufino Troyano y Ariel Lizárdez.

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