El mal que tiene en vilo a la población mundial genera una fiebre hemorrágica en los infectados y posee una tasa de letalidad que puede llegar al 90%. Se suele caracterizar por la aparición repentina de síntomas similares a los de la gripe pero con mayor intensidad sumados a vómitos, diarrea, erupciones en la piel, disfunción renal y hepática y hemorragias internas y externas.
Este virus tiene su huésped en animales salvajes y puede contagiarse de persona a persona por medio del contacto directo con fluidos corporales y la sangre. La ventaja que ha permitido que el virus se mantenga bajo relativo control es que no se contagia por vía aérea.
Desde el Ministerio de Salud de la Nación aseguran que el riesgo de que esta enfermedad llegue a la Argentina es bajo, más allá de esto, recomiendan que todas las personas que viajen al continente africano desde Argentina tengan especial cuidado y eviten terminantemente el contacto con personas contagiadas ya que es una enfermedad muy grave con un alto porcentaje de desenlaces fatales.