Como si se tratara de la película "The Truman Show (filme estadounidense dirigida por Peter Weir, con Jim Carrey) la televisación sin filtro de todo tipo de acto y circunstancia imaginable (por privado que sea) parece no tener límites. Obvio que esto no es de ahora, de hecho ha ido increscendo hacia alternativas donde decisiones fundamentales, como es casarse con otra persona por el resto de la vida (al menos en intención) pasa a ser parte de programas en donde hasta esa instancia es objetivo de competencias y juegos desenfrenados por triunfar, en donde todo vale con tal de ganar el casamiento, la luna de miel y el extra de la carita en primer plano.
Pero aquí no está en cuestión el formato “reality”, como lo fue el reciente terminado programa “Despedida de Solteros” (ver cuadrito) con el bonachón de Marley, y la ahora conductora Carina Zampini.
Lo que queda preguntarnos es: ¿por qué la necesidad de hacer visible y mediático momentos fundamentales? ¿Qué aspectos entran en juego en esa necesidad?
Según explica la psicóloga vincular Paula Corso, "en los tiempos que corren es notorio y casi estable el narcisismo exacerbado que existe, y el 'Dios' que implica la pantalla en sí. Esto hace que cada persona se mire a sí misma por la mirada de los demás, algo que se vincula con estas nuevas subjetividades.
Entonces aparecen sujetos marcados por la sociedad de consumo, por los medios masivos de comunicación y que creen que la vida pasa por eso, es decir mostrarse y ser visto por el otro, abandonando otras maneras de posicionarse en el mundo que tienen que ver más con uno mismo, o en relación a los vínculos afectivos.
- ¿Por qué se entra en esta trampa?
- Tiene que ver con el predominio en el mundo social en donde este tipo de valores o formas de “hacer”, son las predominantes de manera generalizada.
- ¿Aún con lo más sagrado y privado?
- Sí, porque pareciera que el vínculo para muchos que aceptan ser parte de este tipo de exposición, no se establece con el otro con el que la persona va a casarse, sino con la audiencia.
- ¿Qué facturas se pagan a mediano o largo plazo?
- Que cuando se apaga la luz de la pantalla, esos sujetos pueden encontrarse en vínculos incompletos o vacíos (suponiendo que hay un vínculo real). Es decir, con una relación que no es tal, en donde no hay vínculo fuera de lo mediático ya que en los formatos de reality s en general, la mirada de los otros que observan y siguen la historia es lo que a ellos les da valor de pareja. Entonces el espectador sigue paso a paso lo que la dupla transita hasta casarse. Sin embargo cuando se apaga la cámara, si no hay solidez en el vínculo, sólo queda el vacío.
- ¿Cuál es el gancho para la audiencia?
- Lo de siempre, el ser humanos es curioso por naturaleza y desea saber acerca de la intimidad del otro, exacerbado a partir de esta cultura de los medios y redes de mostrar todo.
Esto sucedió toda la vida , pero la mediatización en la que vivimos inmersos lo lleva todo a un grado extremo.
Por su lado, la psicóloga bonaerense Beatriz Goldberg, especialista en crisis de pareja, familia y vínculos (autora de “Quiero estar bien en Pareja”) sostuvo: “hay personas a las que les gusta exponer su vida, y otras que son más recelosas al respecto.
Las que desean ser visibles por la marea de los medios y redes tienen características especiales, pero en este tipo de instancia (es decir querer casarse) no hay que perder de vista de que se trata de un momento delicado e importante para hacerlo.
Esto implica que si se entra a este tipo de realitys, la persona se expone a otras conductas y reacciones humanas, donde a pesar de saber que es un show, pueden generar reacciones o distancia con la pareja”.
- ¿Hay sujetos más predispuestos a este estilo de formato?
- Sí, tienen ciertas características un tanto exhibicionistas, narcisistas, y ganas de ser mediáticos.
Paula y Facundo, los ganadores perfil bajo
Final e irónicamente fue quizá la pareja más tranquila la que ganó el certamen final de “Despedida de Solteros”. Señal de que la historia de los jugadores menos polémicos fue la que más disfrutó el público.
El hecho de que Paula y Facundo fueran los ganadores es algo que habla mucho sobre quiénes fueron los espectadores de este programa y cómo ellos apostaron por una historia de amor notablemente común, apartada de otras, más virulentas (peleas en vivo), con idas y vueltas (supuestas infidelidades), e histrionismo ficticio.