La realidad pasa por encima cualquier ficción, pero toca la parte más sensible de la humanidad. Este es el caso puntual (entre otros tantos) de Cristina Pimenova, considerada la niña ‘más bella del mundo’, quien a sus cortos 9 años “ha elegido” ser modelo y dejar la escuela.
Un hermoso monstruo lanzado por los adultos, que ya registra ingresos de más de 40.000 euros al año.
Si bien en España tenía programado desfilar en Barcelona, un problema burocrático con su contrato lo impidió. Las críticas, sin embargo le llovieron a la niña rusa, porque a su edad tendría exigencias laborales no apropiadas para el contratante.
El desfasaje de criterios, humanidad y coherencia es tan grande y grotesco, que las críticas hicieron hincapié en su inasistencia, y no en que una nena de tan sólo 9 años sea parte de un enorme circo, donde sólo puebla el desamor por la infancia.