“Es de Júpiter”, dice Stephen Keshi, DT de Nigeria, apenas finalizado el partido y frente el requerimiento de la prensa para hablar sobre Messi. El “10” argentino vuelve a llevarse todos los elogios (y van...) tras dos goles que le permitieron a la Selección nacional quedarse con el primer lugar del grupo y enfrentar a Suiza en el próximo encuentro de octavos de final.
Con mayor participación que en los anteriores juegos, el crack del Barça tuvo ayer su mejor partido en Brasil 2014 y anotó en dos ocasiones. Abrió el marcador con un remate furibundo para romper la mala racha ante Enyeama y metió un exquisito tiro libre para anotar el segundo.
“Sabíamos que los delanteros estábamos muy estáticos y debíamos tener más movilidad”, dijo tras el encuentro. Así marca el camino. Sin gestos ampulosos ni fuera de contexto. Es políticamente correcto en todo momento. Y lo respetan. No suele decir mucho en la previa de cada encuentro, pero sus compañeros esperan su primer gesto para saber por dónde hay que ir. Cuál es el sendero que se debe tomar.
"Lionel Messi no necesita ganar el Mundial de Brasil para ser el mejor jugador del mundo", dijo hace unos días Diego Maradona. Palabra autorizada si la hay. Sin embargo, los hinchas argentinos no piensan igual. Messi debe rendir a Brasil a sus pies para ser considerado un nuevo ídolo popular. Él, mientras, prefiere evitar la polémica gorda y sorda. Él juega. Toca de primera y va. Aparece por sorpresa, centra la mira y gol. Explosión. Delirio. Festejo argentino. Abrazo del alma. Desahogo.
Ayer, ante un rival que otorgó más espacios que los dos anteriores (Bosnia e Irán, ambos ya eliminados) se mostró en una versión más cercana a la propia. Sin tantas marcas rivales encima volvió a regalar momentos de lucidez. Fue certero para llegar al área en el momento exacto en el primer gol y tuvo precisión para anotar en su segundo tiro libre (el primero lo sacó con esfuerzo Enyeama al córner).
Sus goles marcaron el camino de la victoria, pero lo más importante: dejaron en claro que es más líder que nunca de un equipo que sigue siendo desequilibrado en su faz defensiva. El potencial ofensivo de Argentina es quizás su más grande esperanza de triunfar en este Mundial y el lidera al resto con sus goles y movimientos. Ni falta hace aclarar que la falta que derivó en el segundo tanto albiceleste se la hicieron al propio Messi.
Cambió el chip, tal como lo había prometido en su arribo a la concentración argentina para comenzar a preparar este mundial (¿su mundial?). Y ayer volvió a mostrarse comprometido con el juego, buscando socios para el toque corto y siendo el dueño de los tiempos y el ritmo del encuentro.
Las comparaciones con Maradona están a la orden del día y son odiosas. Son diferentes. Entienden el fútbol como pocos y este quizás sea su punto en común (más allá de la “10” albiceleste), pero su juego está lejos de poder ser comparado.
“Yo siento que Messi es el distinto que estábamos esperando”, dijo alguna vez, ante el surgimiento de un joven Lionel, el propio astro. Diego reconoce a los de su estirpe con sólo mirarlos y sabe que el rosarino lleva el buen juego en la sangre. Ese linaje se destaca más allá de copas, títulos y récords. Tiene que ver con las ganas, con la pasión, con los sueños.
Hasta ahora, salvo Neymar, un poco de Benzema y los astros alemanes; el resto (incluido Cristiano Ronaldo) se perdió en sus propios miedos.
Argentina camina (con dificultad, es cierto), pero con un Messi decidido a cumplir la promesa de devolver la gloria perdida. Al final parece cierto y habrá que darle la razón a Keshi. Lionel no es de este planeta.
La "Pulga" ya igualó a Corbatta
Con los dos tantos que alcanzó ayer, Lionel Messi se erigió en el segundo jugador del seleccionado argentino que anota en todos los encuentros de la fase inaugural de las Copas del Mundo, algo que sólo había logrado Orestes Omar Corbatta en Suecia 1958.
El astro del Barcelona sumó dos más ante Nigeria y lleva cuatro tantos en esta edición del Mundial Brasil 2014, erigiéndose en goleador provisorio junto al brasileño Neymar, su compañero en la institución catalana.
La racha de eficacia del crack rosarino se inició en el encuentro ante Bosnia y se prolongó ante Irán. Ayer dio continuidad a su romance con la red y llegó a un nuevo récord.
Años atrás, Corbatta, otrora puntero derecho de Racing y Boca Juniors, anotó sucesivamente en los tres primeros partidos del equipo que en aquel entonces dirigía Guillermo Stábile. Lo hizo en la derrota ante Alemania (1-3); en el triunfo ante Irlanda del Norte (3-1) y en una nueva caída, ante Checoslovaquia, 1-6.