Cuando surgió el concepto de smartphone como lo conocemos hoy aparecieron miles y miles de servicios y productos mediante la herramienta más simple a la que todos ya nos hemos acostumbrado: las apps.
Juegos, convertidores de unidades, redes de fotografía, consejos de cocina, mensajeros instantáneos y otro millar de programas que habitan en nuestros teléfonos se convirtieron en el portal obligatorio para el acceso a la información y servicios de entretenimiento de millones de usuarios.
Muchas veces cuando instalamos una app se nos permite que creemos una cuenta en el servicio y se nos dá la opción de vincular la cuenta con Facebook, Twitter o Google+ sin necesidad de pasar por el proceso de registro. En algunas aplicaciones directamente no es opcional, hay que si o sí iniciar sesión con Facebook.
Esto por lo general resulta conveniente para la mayoría de las personas ya que no tienen que poseer un usuario y clave individual para cada plataforma, todo se inicia con las credenciales de una única red social. Pero lo que muchos no saben es que al iniciar sesión mediante Facebook u otra red social lo que estamos haciendo es concederle acceso a nuestra información privada a servicios de terceros, que reutilizan nuestros datos con fines comerciales.
Imaginate que a lo largo de 10 años con el smartphone en el bolsillo la cantidad de aplicaciones a las que les has permitido ver tus datos de Facebook es gigante. ¿Qué hace la app con esos datos? ¿Sigue pudiendo acceder aunque borremos el programa del teléfono? Si ya no la usás más, ¿Cómo se le quita el permiso?
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