Mejor temprano, cuando la mujer tiene más aguante y más fuerza. ¿O quizás mejor después de algunos años de carrera profesional, cuando al menos hay suficiente dinero? Muchas mujeres cavilan sobre cuál es el momento más apropiado para tener hijos. Tanto los expertos como también muchos padres dicen que no existe esa edad ideal. Sin embargo, las ventajas y desventajas no pesan igual cuando hay que cambiar los pañales como veinteañera, treintañera o cuarentona. Depende de si se responde a esta pregunta desde un punto de vista biológico, profesional o psicológico, por ejemplo.
Desde el punto de vista biológico no es ningún secreto que la cantidad de óvulos capaces de ser fecundados disminuye con los años. Y también es cierto que si la mujer no se queda embarazada por vía natural, las mejores posibilidades de una inseminación artificial se dan antes de los 35 años. Sin embargo, "no tenemos una información completa sobre cuántas mujeres de 40 años se quedan embarazadas por vía natural y durante cuánto tiempo lo han intentado", admite la profesora Bettina Toth, miembro del consejo de administración de la Sociedad Alemana de Ginecología y Obstetricia.
No obstante, "si la mujer tiene más de 35 años, debe saber que cuanto más tiempo aplaza el embarazo tanto menos probable resulta que se cumpla el deseo de tener un hijo", explica Toth. Además, en términos estadísticos, entre las madres de más edad aumenta el número de abortos involuntarios y malformaciones del feto.
Desde el punto de vista profesional conviene tener en cuenta que la mujer que desea tener un hijo cuando aún es joven debería contar al menos con una formación acabada, recomienda la asesora profesional Claudia Enkelmann. La ventaja de quedarse embarazada entre los 20 y 30 años es que esas mujeres "aún tienen abuelos que están en muy buena forma". Como red social, esos abuelos son insustituibles. Además, cuando la mujer llega a los 40 años, los hijos ya no están en casa. Esas mujeres todavía tienen la oportunidad de desarrollarse profesionalmente. "Sin embargo, para que eso sea así, la mujer debe estar altamente motivada y, por propia iniciativa, debe haber seguido cursos de perfeccionamiento profesional, por ejemplo", subraya Enkelmann. Pero existe una clara desventaja: generalmente, no hay un gran colchón económico que permite pagar el cuidado de los hijos o las vacaciones.
Las mujeres treintañeras generalmente ya llevan trabajando algunos años y han demostrado su capacidad profesional. Esas mujeres tienen otra posición social cuando vuelven a insertarse en el mercado laboral. Aquí es importante darle una señal oportuna al jefe: "Volveré. Usted puede contar conmigo".
Las mujeres de 40 años o más generalmente ya han alcanzado sus metas profesionales. Sin embargo, es justamente entonces cuando muchas mujeres piensan: "Mi carrera está bien, pero no me basta". Sin embargo, esta lógica también funciona a la inversa, dice Enkelmann: "No puedo avanzar en mi trabajo. Puede haber competencia por parte de mujeres más jóvenes". En estos casos, tener un hijo muchas veces parece ser un proyecto adecuado para dejar el trabajo. Enkelmann recomienda a esas mujeres que se interroguen sobre su motivación. "Un bebé no debe ser un pretexto".
Desde el punto de vista psicológico, la actitud mental y los valores propios son importantes criterios para que la mujer pueda responder correctamente a la pregunta de si le conviene tener un hijo. Las mujeres deberían hacerse la siguiente pregunta: "¿Soy una mujer de familia o acaso es más importante mi profesión? También puede ser útil proyectar el pensamiento hacia el futuro: "Imagínese que usted tiene 80 o 90 años. ¿Qué es lo que le gustaría recordar?".
Según el psicólogo Matthias Petzold, la cuestión de saber cuál es la edad adecuada para tener un hijo también tiene que ver actualmente con el gran número de modelos de vida diferentes. "Los márgenes de maniobra se han ampliado. Sin embargo, esto también significa que tengo que tener claro qué es lo que yo quiero y cotejarlo con lo que quiere mi pareja". Muchas parejas se sienten desbordadas por esta cuestión y aplazan una y otra vez la decisión de tener un hijo.