Francisco Mostaza lleva 15 años trabajando junto al productor del Cosquín Rock, José Palazzo, filmando entre bambalinas, en el backstage y los camarines para desnudar la forma en la que se arma el mayor festival rockero de la Argentina.
El Cosquín Rock es el encuentro local que más se parece al viejo Woodstock y al vigente Glastonbury, donde se dan cita miles de jóvenes de Córdoba, Santa Fe, San Luis, Mendoza, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, la Patagonia.
Todas las primeras quincenas de febrero, miles de jóvenes viajan como pueden desde sus pueblos y ciudades para compartir una cita que ya se ha vuelto tradicional, que ha ganado en emotividad y como ritual de de celebración.
Similar situación viven artistas consagrados como Babasónicos, Skay, Las Pelotas, Kapanga, Andrés Ciro Martínez, Las Pastillas del Abuelo o Los Cafres, que no quieren faltar nunca y hasta interrumpen sus vacaciones para asistir al evento.
Revivir anécdotas
El documental comienza con Palazzo contando cómo recibió una oferta de Julio Maharbiz para que durante dos días organizara un encuentro rockero.
Con mucho amateurismo y esfuerzo, con el Mono de Kapanga trayendo sus maestros pizzeros desde Quilmes para hacerle el catering a los artistas, comenzó el Cosquín en la Plaza Próspero Molina.
El film, que se exhibirá en una única función en Cinemark Palmares mañana en trasnoche, a partir de la 1, elude convertirse en una larga unión de videoclips en vivo, para mostrar muy pocas canciones en forma completa y elige guardar esos momentos para situaciones muy emotivas.
Así aparecen imágenes de Attaque 77 -todavía con Ciro Pertusi-, Fito Páez, Karamelo Santo, Divididos y Pappo tocando con su Pappo's Blues y con Riff en en la misma jornada. En ese primer segmento Pappo y Charly son protagonistas centrales, por sus anécdotas y por lo que generaron en el festival.
Con el relato cordobés de Palazzo se recuerda una caótica jornada en un segundo Cosquín, en la que el intendente y una fiscal quisieron suspender la movida y Pappo los reconvino simplemente con una frase: “si no toco esta noche, mis huestes arrasan la ciudad”. Y la noche tuvo su programación habitual.
Por otra parte, Charly tiene momentos notables y desbordados como el de la noche evocada por el organizador en la que él y todo su staff técnico estaban borrachos y drogados y los plomos conectaron mal los equipos y García se retiró enojado de la Plaza.
A la noche siguiente García quería tocar de nuevo, pero estaba en marcha la programación, por lo que León Gieco apeló a sus dotes diplomáticas y en su camarín juntó a Pappo y a Charly para acordar que el músico de Cañada Rosquín y Charly tocaran dos canciones y luego el ex Seru Girán acompañara al Carpo en el piano en tres clásicos de su repertorio.
Y la segunda es en aquella recordada ultima edición en la Próspero Molina, cuando García llegó cuatro horas tarde a Córdoba en un avión privado en el que lo metió la fotógrafa Nora Lezano y desde el aeropuerto de Pajas Blancas la combi fue en contramano a alta velocidad hasta la ciudad de Cosquín.
García tocó sobre un enorme sommier y se quiso levantar varias veces para irse, pero su equipo no lo dejó. Y esa noche, Palazzo se prometió no contratarlo nunca más.
Al año siguiente se retrata la mudanza al hermoso predio al pie de las sierras, en la localidad de Bialet Masse, donde el festival comenzó a mostrar sus primeros rasgos de profesionalismo y un enorme crecimiento en convocatoria.
En ese predio, el protagonista más febril es Cristian “Pity” Álvarez, líder de Viejas Locas e Intoxicados, que generó un sinnúmero de episodios divertidos.
Testimonio único
"Ya en 2014 teníamos la idea de realizar esta película, pero esperamos a que se hiciera el Cosquín Rock de 2015, para que sea un número redondo", señaló Mostaza, para quien esta es su ópera prima en largos, aunque cuenta con varias direcciones en cortometrajes.
El director aclaró que “no se trata de un film promocional, sino de un testimonio cinematográfico que no se hace en Argentina desde (el festival) BA Rock de 1982”.
Para la película, Mostaza y el equipo de “Cosquín Rock XV. El Rockumental” se tuvieron que sumergir en 500 horas “de archivo desordenado”, tras lo cual quedó una selección de siete horas y un corte final de 120 minutos.
“Hay un muy buen trabajo de montaje y posproducción porque tuvimos que empastar filmaciones en VHS y Mini DVD con digitales. Había muchos formatos y metimos algunos trucos para emparejar el color y la textura”, reveló el cineasta.
“Me metí adentro de En Vivo para ver el material diseminado, que era totalmente disperso. También compré material a gente que había trabajado para José durante muchos años, para programas como 'Rockódromo', que tenía material propio muy interesante. En total eran unas 500 horas, mucho tiempo para visionar”, insistió.
“Con tanto material, hubo que tomar la decisión de que no íbamos a tener una película de calidad cinematográfica al 100%, pero con imágenes invaluables desde el archivo. Algo que -resaltó- nos permitió hasta tomar cosas de YouTube”.
El film muestra momentos hermosos de importantes rockeros muertos en estos años como Luis Alberto Spinetta, Pappo, Alejandro Sokol, “El Negro” Carlos García López y Gabo Manelli, entre otros.
Por último y sobre el significado del Cosquín, Mostaza señaló que “hay mucho interés por llevar el festival a otras partes del mundo porque, en algún punto, los argentinos seguimos siendo vanguardia por más que dejamos la vanguardia artística. Pero a nivel rock seguimos siendo leyenda en Latinoamérica”.