Por eso, ya es hora de que descansen solitos en su cuarto. ¿Cómo lograrlo? Antes, los papás tienen que aprender algunas pautas fundamentales, para luego trasmitírselas correctamente a los pequeños invasores de lechos.
Los errores son nuestros
Hay algo genético, es cierto. Pero también es real que solemos tener malos hábitos que se los trasmitimos a nuestros hijos y, luego, se nos juegan en contra. Dormir bien es un aprendizaje para todos.
-Mensajes encontrados: no dormir puede llevarnos a la desesperación. Por eso es muy común que en ocasiones nos pongamos firmes y los mandemos a su cama. Sin embargo, al otro día nos dan pena y otorgamos ciertos permisos. Sucede que todo el esfuerzo realizado anteriormente no sirvió de nada. Los chicos saben que no hay firmeza en nuestras palabras y que tarde o temprano les dejaremos hacer lo que desean.
-Juegos a la hora equivocada: cuantas veces, especialmente los hombres, comienzan a jugar antes de acostar a los niños y terminan por excitarlos. Cosquillas, computadora u otros entretenimientos que demandan esfuerzo, no son recomendables cuando tienen que descansar. Es preferible cambiarlos por un cuento.
-Dulces a cualquier hora: está comprobado que el azúcar nos brinda energía, que puede ser favorable para ciertos momentos del día pero no para dormir. Conviene desterrar por completo los dulces y las bebidas cola antes de dormir.
-Adaptarlos a nosotros: los niños deben acostarse temprano. Muchas veces, cuando aún son pequeños y no están escolarizados, solemos obligarlos a tener una vida de adultos. Los llevamos a reuniones, se rodean de gente mayor que fuma y hace ruido, o los acostamos a cualquier hora. Esto en los chicos no tiene buen efecto.
Aprender a dormir
Ahora sí, estos consejos pueden ser de gran utilidad si queremos que se apropien de sus camas.
-Lo ideal es comenzar a acostumbrarlos cuando son lo más chicos posible. Es nuestra responsabilidad enseñarles a dormir bien. De lo contrario, cuando sean adultos el insomnio puede traerles muchos inconvenientes. Además, cuanto más mayorcitos son, más difícil es quitarles los malos hábitos. Es importante que siempre se acuesten temprano y a la misma hora.
-Una buena idea es armar rutinas, porque eso les trasmite seguridad. Primero la cena, luego el baño, más tarde la higiene dental, por último la hora del cuento y a dormir.
-Si es una etapa en la que están con temores, podemos leerles cuentos relacionados a eso. Nuestra compañía a la hora de acostarse suele tranquilizarlos.
-También podemos estimularlos para que se duerman junto a su muñeco favorito y se sientan más acompañados.
-El día en que nos ponemos firmes debemos estar decididos, con energía y sin estrés. Jamás hay que perder la paciencia porque podría provocar el efecto contrario.
-Si se despierten en el medio de la noche, lo mejor será acompañarlos un ratito en su habitación hasta que retomen el sueño.
-Lo más recomendable es generarles todas las condiciones y el confort para que se duerman en calma. Por ejemplo, tranquilidad, silencio, la ropa de abrigo adecuada (no sirve sobre abrigarlos) y un ambiente oscuro. De todas formas, no es malo dejar una luz encendida hasta que entren en la fase más profunda de descanso.
-Nunca viene mal una charla previa con ellos. Debemos explicarles que, aunque estamos en otra habitación, los cuidamos y protegemos siempre. Por otra parte, tenemos que decirles que la única manera de que puedan tener energía para jugar al día siguiente es durmiendo.