Hay cuatro conceptos a tener en cuenta para contextualizar la economía: recesión, reactivación, estancamiento y crecimiento económico.
Una recesión se produce cuando la economía cae, decrece, en su nivel de actividad por al menos tres trimestres consecutivos. Una mirada a los datos de nuestra economía muestran varias situaciones de recesión, algunas cortas y suaves y otras prolongadas y profundas. Recordemos el periodo 2001/2002 con una caída muy pronunciada o el año pasado con una más suave. Las recesiones son normales en la economía, que tiene en todos lados un comportamiento cíclico. Las caídas en la actividad no siempre son generalizadas, puede haber sectores con bajas muy fuertes, otros que se mantienen y en algunos puede haber crecimiento.
La reactivación es un proceso que sigue a la recesión, los economistas suelen decir “la economía rebota”. La recesión en algún momento alcanza “un piso” y a partir de ahí comienza una recuperación, que puede ser lenta, suave. O a veces rápida e intensa. En nuestra historia son conocidas reactivaciones rápidas y fuertes como la ocurrida luego del Plan Austral en 1985, luego de la convertibilidad en 1991, y en 2003 luego de la violenta devaluación del año anterior, con apropiación de los ahorros.
El estancamiento es un fenómeno más difícil de percibir. La economía, en promedio, en periodos relativamente largos no crece ni decrece. Si el PBI global se mantiene estable en un país donde la población aumenta, esto implica que el PBI por habitante baja, los habitantes son más pobres.
Dejemos el concepto de crecimiento para el final y veamos qué ha ocurrido en el pasado reciente en nuestro país y qué puede ocurrir en el año recién iniciado.
Durante la segunda presidencia de Cristina Fernández la economía estuvo estancada, la economía no creció entre 2011 y 2015 y hacia finales de ese año comenzó un periodo de recesión. El balance del kirchnerismo es que alternó años de crecimiento, (no a la tasas que informaba el gobierno, bastante más bajas) con alguna recesión corta y un estancamiento largo. Los datos estadísticos bien hechos muestran que el PBI del 2015 era similar al del 2008, el más alto antes de la crisis y que el PBI por habitante era menor. Simplemente Argentina no tuvo crecimiento neto en una década y media.
La recesión iniciada en el último trimestre de 2015 se prolongó durante la mayor parte de 2016, la caída del PBI se ubica en el orden 2,5%, como consecuencia de los enormes desequilibrios acumulados en el gobierno anterior. El nuevo gobierno de Cambiemos anunció, con exagerado optimismo, que en el segundo semestre del año habría reactivación; no la hubo. Pero ahora según los datos del BCRA, del Indec y varias calificadas consultoras e institutos privados muestra que en el tercer trimestre de 2016 la recesión tocó fondo y que en octubre y noviembre comenzó a revertirse el ciclo. En octubre el PBI aumentó 0,5% respecto al mes anterior y en noviembre 1,4%; las proyecciones que se hacen para este año varían entre 1,8% y 5%. Como en otras ocasiones, ha sido de la mano del sector agropecuario y las actividades a él vinculadas que se sale de una recesión; también la obra pública ha colaborado. La última cosecha de trigo, ya terminada, ha sido la mayor en 50 años y a pesar de las graves contingencias climáticas, se proyecta una cosecha de granos del orden de 120 millones de toneladas.
¿Implica esto que la economía entra en un periodo de crecimiento? Es difícil de pronosticar. Crecimiento implica fuerte aumento de la inversión productiva y de la productividad, habrá que ver si eso ocurre.
